Cap 1: El Hellhounds herido.

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 Las cosas sobrenaturales si existen, Brujas, Magos, Dragones, Fénix, Hombres Lobos, Parcas, Hellhounds, Vampiros, Fantasmas, Thors, Dioses Paganos, Demonios, Ángeles y Arcángeles. Todos ellos convivían con los humanos, escondiéndose y haciéndose pasar por simples humanos sin cualidades especiales.

 Algunos formaban manadas como los Hombre lobos para así poder protegerse de los clanes de cazadores. Las criaturas sobrenaturales odian a los humanos, algunos los matan o los mantienen como mascotas, como es el caso de los Vampiros.

 Adam es el nombre de un humano muy especial, el antes fue un cazador, uno que fue abandonado por su propio clan solo por tener el corazón demasiado blando, por no querer ser un asesino fue abandonado por su familia. Adam es un joven de 27 años, de melena castaña y ojos dorados, piel pálida y de facciones delicadas.

 En esos momentos, el muchacho caminaba por un oscuro bosque, eran cerca de las doce de la media noche y el estaba completamente perdido, sus ropas estaba sucias y desgarras. Apenas y pudo librarse de la manada de hombre lobos que lo persiguió por casi todo el bendito bosque. Estaba cansado y perdido, maldita la hora en la que se le ocurrió meterse en ese oscuro lugar.

- Chuchos cobardes - murmuraba molesto, por culpa de esos lobos es que ahora se encontraba ahí, si tal vez no lo hubiera perseguido no estaría perdido en ese frió, húmedo y oscuro bosque embrujado. Adam iba a seguir maldiciendo e insultando a los lobos cuando un aullido lastimero atrajo su atención, eso no era un lobo, se parecía más al lamento de un perro herido - "no es mi problema" - pensó mientras se giraba dispuesto a alejarse de ese lugar, pero fue detenido por gemidos y un grito de puro dolor que logro ablandar su corazón, se giro y miro unos segundos antes de suspirar - no pierdo nada con investigar... - susurro con determinación mientras seguía los aullidos y gemidos lastimero de la extraña criatura.

 Adam camino con cuidado, intentando hacer el menor ruido posible, no quería alerta a lo que sea que este haciendo esos desgarradores pedidos de ayuda. Sobre las raíces de un gran árbol se encontraba recostado un Sabueso del infierno, un perro de un tamaño monstruoso, de piel grisácea y de brillantes ojos rojos. El Hellhounds no tenia piel ni carne en la espalda y parte del rostro, dejando ver su columna vertebral y parte del cráneo y mandíbula, su cola era esquelética y se podía ver las vertebras del los codos del perro.

- ¿Estas bien perrito? - le pregunto con verdadera preocupación, el animal levanto la cabeza y le gruño mostrando sus largos colmillos en señal de amenaza - tranquilo, solo quiero ayudarte - decía mientras levantaba las manos en forma de rendición, el sabueso lo miro fijamente antes de cerrar los ojos con resignación, parecía creer que él iba a matarlo, que equivocado estaba el chucho. Adam se acerco con cuidado y coloco su mano derecha en la cabeza del sabueso. Su piel, que se supone debe quemar como la lava de los volcanes estaba apenas tibia, su calor interno se estaba apagando lentamente, si no hacia nada, el animal moriría - tienes suerte perrito - murmuro mientras tomaba la daga de plata que ocultaba detrás de su pantalón con ayuda de su gabardina negra y se corto con ella la palma de su mano, dejando que un par de gotas de sangre cayeran sobre los dientes del perro.

 El Hellhounds empezó a lamer la sangre que callo sobre sus dientes con su lengua: la sangre, ya sea humana o de bestia, curaba las heridas de un Sabueso del infierno, no importa que tan grave fuera la herida, la sangre las curaba en un par de hora como máximo.

- Ten, pero no muerdas - le advirtió mientras acercaba su mano a la altura del hocico del animal, este le observo cansado antes de lamer la sangre que escurría de la herida de la palma de la mano del extraño humano - suficiente - murmuro después de un par de minutos mientras quitaba la mano, el sabueso le gruño disconforme pero a el no le importo, solo saco un pañuelo del bolsillo y se lo ato a la mano, parando así el sangrado - "solo espero que no atraiga a Vampiros" - pensó viendo el pedazo de tela color blanco que poco a poco se iba manchando de rojo escarlata.

- Grrrr~ - gruño con suavidad, colocando su cabeza sobre las gruesas raíces del árbol. El Hellhounds miraba al humano con un puchero, podía sentir como sus heridas internas comenzaban a curarse solas, todo gracias a la sangre que ese humano amablemente le ofreció.

- No me mires así, ¿acaso quieres atraer a vampiros? - le pregunto con una ceja levantada, el perro resoplo mirándole aun con ojos de cachorro perdido. Adam miro hacia el cielo, podía ver la media luna brillar en el firmamento. El hombre se levanto y miro al sabueso, se acerco y coloco su mano derecha sobre la cabeza del demonio, este le observaba con curiosidad con sus intimidan-tes ojos rojos - tu temperatura esta subiendo, pronto estarás como nuevo - decía quitaba la mano de la cabeza del Hellhounds - Bueno, yo ya me voy, espero volver a verte chucho.

 Adam le dio una ultima mirada al Sabueso del infierno antes de girarse y seguir con su camino, tenia que encontrar rápido la salida de ese maldito bosque, ya estaba cansado y solo quería regresar a su hogar. El perro intento levantarse y seguirlo, pero apenas si podía levantar la cabeza.

- ¡Cuídate! - le grito antes de perderse entre los arbusto. El Hellhounds olfateo el aire, intentando memorizar el dulce aroma del muchacho. Sus ojos rojos miraban fijamente por donde el castaño se había marchado.

Una manada diferente (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora