Cap 4: El jinete pálido.

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 Después del desayuno y haber ordenado todo, ambos se dedicaron a conocerse mejor, Demert ahora sabia parte del pasado del muchacho, que el joven adulto antes fue un cazador, uno que fue abandonado por su clan al tener un corazón blando, y Adam ahora sabia la razón por la cual el perro no tenia una manada, su hermano mayor lo había expulsado al momento de tomar el liderazgo de la manada. Demert casi se desmaya al escuchar la razón por la cual habían expulsado al castaño del clan, libero al ángel de la muerte de las cadenas que lo ataban, lo había salvado cuando su tarea era matarlo, ahora el ángel, al que todos conocen como el jinete pálido, uno de los que estarían en juicio de la humanidad, estaba suelto en el mundo, y por si fuera poco, esa cosa tenia el poder de matar incluso a dios.

- ¿¡ESTAS LOCO!? - grito escandalizado el perro, poniéndose pálido y rígido, el sabia que si esa cosa estaba libre, seria el fin para todos - ¿como demonios se te ocurre liberar a al jinete pálido? Mas importante. ¿Como planeaban matar a la muerte? - pregunto escandalizado, haciendo sonreír al humano que le observaba con diversión.

- Tranquilo, muerte no es tan malo - decía con una sonrisa divertida al ver como el perro lo miraba, parecía querer saltarle a la yugular - de echo, viene a visitarme muy seguido. Es alguien muy educado.

- ¿Que..? - Demert estaba fuera de lugar. La muerte no era amable ni mucho menos amigable, era un ser frío y sin sentimientos, mata a todo ser que se le cruce en el camino solo por considerarlo inferior, un ser tan despreciable no podía ser amble, menos con un humano - ¡Eso es imposible!

- No lo es - dijo frunciendo el ceño - y si no me crees, lo veras por ti mismo - decía esta vez con una sonrisa misteriosa.

 Demert iba a decir algo pero Adam fue mas rápido, se fue hacia la biblioteca y serró la puerta para que el sarnoso no molestara. El sabueso bufo molesto mientras se dirigía al jardín, ya luego se vengaría, como castigo, mañana despertaría al muchacho a las cinco de la mañana.

- Ya vera, me vengare - murmuraba mientras volvía a tomar la forma de un Hellhounds.

Varias horas mas tarde.

 El castaño miraba impaciente por la ventana de la biblioteca hacia el bosque, Muerte ya desvió haber llegado, ese ángel presumido era un ser muy puntual y educado, si no hubiera podido venir avisaría, mandaría uno de esos pájaros escalofriantes junto con una carta pidiendo perdón por su falta, Muerte era muy educado.

- "¿Le abra pasado algo?" - pensaba el pobre con preocupación en sus ojos miel, ya había oscurecido y estaba comenzando a caer copos de nieve del cielo - decidido, iré a buscar a ese sabelotodo de Muerte - dijo con determinación mientras se levantaba de su cómodo asiento y se dirigía hacia la puerta. 

 Adam salio de la biblioteca para dirigirse hacia su habitación, tenia que cambiar su ropa por unas mas abrigadoras y por sus armas. Cuando entro, miro al perro que dormía en su cama con una ceja alzada.

- Demert - llamo al Hellhounds, quien levanto la cabeza y le miro con pereza, ese animal había tomado el abito de dormir en su cama - necesito tu ayuda.

- ¿En que? - pregunto con curiosidad una vez que se transformo de nuevo en un humano de cabello azabache y ojos carmín, algo le decía que esto se volverá interesante.

- Eres un Hellhounds, unos de los mejores rastreadores que existe - decía hinchando el ego del perro demoníaco - necesito que rastrees a Muerte.

- ¿Que gano a cambio de este favor? - pregunto el perro mirándole atentamente, el no se arriesgaría a tanto si no había algo a cambio, Muerte podía matarlo con tan solo una mirada o un pensamiento, el era uno de los seres mas poderoso y antiguos que existe.

- Te dejare dormir en mi cama - le propuso con una sonrisa coqueta, el sabueso le miro atentamente - y yo me iré a otra habitación dejándote esta para ti.

- Te ayudare - le aseguro frunciendo sus cejas con molestia - pero solo si me dejas dormir contigo aquí, yo odio dormir solo.

- Ya veo, supongo que acepto el trato - decía soltando un suspiro, Adam se dirigió a su ropero negro con pasos pesados. Saco una camisa blanca y una campera negra, junto con unos jeas grises.

 Dejo la ropa sobre la cama y luego se acerco a unos de los cajones, sacando una bufanda negra muy abrigadora y un par de armas que ocultaba en un fondo falso debajo del cajón. Adam, como ex-cazador tenia un gran arsenal de armas que sirven solo para matar a seres sobrenaturales, desde armas de fuego hasta armas blancas. El castaño había sacado un rifle y una pistola, ambas tenían una estrella de cinco puntas talladas en la madera con un cuchillo.

- ¿Tienes algo que tenga el aroma de Muerte? - le pregunto el perro mientras se bajaba de la cama para darle espacio al humano.

- Creo que si... - decía adoptando una pose pensativa, tratando de recordar algo que el ángel allá tocado - ¡Ya recuerdo! - exclamo feliz haciendo que el chucho le observe con curiosidad - en la cocina hay una taza de porcelana negra que tiene escrita la palabra ¨Death¨ con letras rojas. Es la favorita de Muerte, siempre la usa cuando viene de visita.

- Bueno, te espero abajo - decía mientras volvía a su forma de Hellhounds, Adam se acerco a la puerta y la abrió, dejando salir al perro, quien se fue corriendo a las escaleras para así poder llegar a la cocina.

- ¡No rompas nada! - le grito antes de cerrar la puerta y comenzar a cambiarse.

Una manada diferente (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora