Amnesia

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-¡¿Amnesia?! ¿Cómo que te tiene amnesia?- pregunta Lucius molesto y desconcertado.

-Sí, él no me recuerda... ni a ustedes cuando los mencioné-

Estaban todos reunidos en el salón principal, los jóvenes estaban a punto de regresar a Hogwarts, pero debido a esta noticia, las cosas cambiaron.

-Ya me comuniqué con los medimagos, pronto vendrán a ver el problema- trata de calmarlos Cissy.

-Bien, pero mientras qué haremos con él, obvio no podemos dejarlo ir así... ni podemos tenerlo encerrado... ¿o si?-

-No lo sé Weasley, con él no sabemos si se pueda quedar en... espera...- Draco se voltea en dirección a Hermione -¿recuerda cómo hacer magia?- a su pregunta, todos voltean a verla.

-No, cuando miró su varita se le quedó viendo extraño, como si... no supiera para qué es- le contesta triste-

Una ligera alarma sonó en la mansión y posteriormente la chimenea comenzó a prenderse, para luego de unos segundos, comenzar a salir algunos medimagos.

-Aghh, da gusto salig de una chimenea que está limpia- dice uno de ellos con claro acento francés.

-Sí, ya entendí tu punto, ya me lo...- el primer medimago que salió fue quien notó a las personas presentes -Ohh, buen día, señoges Malfoy- termina con una leve referencia.

-¡Severus no recuerda nada!- dice Hermione levantándose rápidamente en dirección a los medimagos.

-Buen día paga usted también señogita- le responde de mala manera el hombre que se había quejado primero, seguro pensando que muchos ingleses no tenían educación.

-Buen día, y es cierto lo que dice, Severus no recuerda nada- responde Narcissa.

-Si nos pegmiten, quegemos ig a gevisag al paciente- habla la mujer que se encontraba detrás de los tres hombres.

-Claro, los llevamos a su habitación- contesta Lucius y toma de la cintura a su esposa, para comenzar a llevar al grupo de medimagos.

-Espege ¿lo dejagon solo?- pregunta la mujer.

-No, nuestros elfos lo están cuidando- con esta frase Hermione hizo un leve gesto de molestia, pero rápidamente fue detrás de los medimagos, quien al sentir sus pasos detrás, uno de ellos se detuvo y se giró a encararla.

-No señogita, lo sentimos, no puede subig-

-Pero...-

-Herms, vamos a desayunar, por favor, déjalos hacer su trabajo- Ginny le toma la mano tratando de tranquilizarla.

El grupo guiado por Lucius y Narcissa poco a poco fue subiendo y desapareciendo de la vista de los jóvenes.

-o-

-Buenas noticias-

-¿Qué pasa padre?-

-Solo será por cuestión de dos días la amnesia- responde su esposa feliz.

-Pero ¿no será peligroso para él?-

-¡Clago que no! Solo deben estag con él, afogtunadamente gecuegda cómo haceg las cosas básicas, solo son a las pegsonas a quienes no gecuegda-

-¿Por qué no nos advirtieron de esto?- pregunta la castaña confundida.

-Cierto, por lo menos debieron haber mencionado algo tan importante- la apoya Narcissa.

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