28. Problemas mayores

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Robin corría siguiendo la dirección del mapa. La ruta lo llevaba hasta un parque en el centro de la ciudad. Apenas llegó, vio a Argent, Red Star, Pantha, Wildebeest, Hotspot, Gnarrk y Kole encadenados a un enorme cubo de metal que aparentemente, les impedía usar sus poderes.

-¡Chicos!-Exclamó Robin mientras se acercaba velozmente.

-¡NO! ¡Atrás! Si te acercas demasiado puede estallar. Esa es una de las reglas: no puedes hacer nada antes de que te den instrucciones. Si lo intentas, la trampa estallará-Lo detuvo Red Star.

-¿Qué debo hacer?-Preguntó Robin confundido.

-Hola Robin, me da gusto verte-Dijo Gizmo acercándose sonriente con un control en la mano. Robin le iba a disparar al chico, pero inmediatamente una pantalla en la máquina se encendió. Mostró a Starfire, con un collar negro en el cuello. Robin sintió un nudo en la garganta al verla de ese modo.

La falta de cordura en estos momentos lo hizo pensar irracionalmente, por lo que automáticamente intentó golpear a Gizmo en la cara. Este consiguió, por poco, esquivar el ataque.

-¡No, no, no! Muy mal, Cerebro de Pájaro. Cada vez que tú o tu contrincante rompan alguna de las reglas de la carrera...-Señaló entonces la pantalla. El collar de Starfire se iluminó y comenzó a electrocutarla.

-¡No! ¡Starfire!-Exclamó Robin mirando la pantalla. Ella dejó escapar un grito.

Robin se sintió acorralado: necesitaba apresurarse. Quería moverse a la velocidad de la luz y salvar a Starfire, golpeando a quien tuviera que golpear y matando a quien tuviera que matar. Ella no iba a aguantar mucho más con ellos, ya había sufrido demasiado daño y probablemente estaba agonizando. Por otro lado, tenía que seguir las reglas a la perfección y moverse con sumo cuidado, o de lo contrario Starfire sufriría más, puede que incluso moriría.

-¿Qué es lo que tengo que hacer?-Preguntó Robin apretando la mandíbula.

-Es algo bastante sencillo, Cerebro de Pájaro. Simplemente tienes que encontrar la manera de liberarlos a todos-Dijo Gizmo con una sonrisa.

Robin sonrió. Era algo que podía hacer con los ojos cerrados, demasiado sencillo...demasiado para ser bueno, en realidad. Frunció el ceño intentando ver el truco, y como si le hubiera leído el pensamiento, Gizmo presionó un botón que desplegó varias pistolas, cada una apuntando a un Titán. Un reloj se encendió, indicando que Robin tenía sólo un minuto para terminar la tarea.

-Tienes un minuto, Cerebro de Pájaro. Nos vemos-Dijo Gizmo antes de irse.

Robin miró el reloj y entró en pánico. Tenía tantas cosas en la cabeza que ya no encontraba la manera de mantener el control de la situación, sólo pensaba en Starfire y lo mucho que quería irse a casa con ella y finalmente hacerla su esposa, y el miedo irracional que su muerte le provocaba.

Cuando finalmente reaccionó, se acercó al cubo de metal, que estaba lleno de botones y palancas. ¿Cómo se suponía que supiera qué tenía que hacer? Por probar, presionó algunos botones al azar, lo cual lo único que hizo fue reducir diez segundos del marcador. Cuando menos lo notó, ya sólo le quedaban quince segundos.

-¡Vamos Robin!-Exclamó Pantha.

Robin miró los árboles y se le ocurrió una idea. Arrancó una rama gruesa, y la lanzó como un boomerang hacia las pistolas, arrancándolas de su base antes de que el contador llegara a cero y salvando a los Titanes del Norte y del Sur. Cuando estuvieron a salvo, Robin usó las herramientas de su cinturón para liberar sus ataduras.

Los Jóvenes Titanes: The Biggest FightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora