Ya habían pasado varias horas desde la llegada de la pelinegra a la casa de su amor platónico. Desde que llego a parte del saludo ella y el joven de cabello alborotado no habían cruzado más palabras, ella decidió sentarse en una silla junto a la cama de él mientras el joven de cabello alborotado miraba su revista tratando de mantenerse calmado ante la presencia de la bella pelinegra que despertaba en él sentimientos que nunca pensó experimentar.
Voy a traerte tu almuerzo, dijo Milk rompiendo el silencio saliendo de la habitación del joven por unos minutos.
Es muy bella, como me hubiese gustado conocerla antes de estar así, pensaba Gokú con melancolía al verla salir.
Luego de algunos minutos Milk volvió con una pequeña fuente y la coloco sobre una pequeña mesita cerca de la cama de Gokú.
Te ayudare a sentarte en la silla de ruedas, así podrás comer mejor, decía Milk.
Yo puedo solo, dijo Gokú.
¡Por favor¡ déjame apoyarte, quiero demostrarte que yo puedo cuidarte, decía Milk en tono de súplica.
¿Necesitas mucho el trabajo?, dijo Gokú intrigado.
Sí, no te imaginas cuanto, si lo consigo, con ello puedo sacar mi título y parte saldar una deuda que tiene mi padre, decía Milk mientras se acercaba a Gokú a apoyarlo para que se siente en la silla de ruedas que estaba cerca de su cama.
Yo puedo solo, solo acércame más la silla, dijo Gokú mirando el rostro de la pelinegra haciéndola sonrojar.
Gokú se sentó en la silla, mientras la pelinegra le acercaba una pequeña mesa con sus alimentos a él.
¿Y tú no piensas comer?, dijo Gokú.
Lo haré después, quiero ver que tú lo hagas primero, dijo Milk.
¿Piensas que no estoy comiendo?, dijo Gokú.
Si, has bajado de peso, dijo Milk sin pensarlo.
¿Cómo lo sabes?, dijo Gokú.
Es que he seguido tus combates, dijo Milk bajando la mirada para que el joven de cabello alborotado no vea el carmín de sus mejillas.
Pues gracias por haberlo hecho, porque ya no los verás más, dijo Gokú con tristeza.
No digas eso, la ciencia avanza, tal vez con el tiempo,.....decía Milk cuando Gokú arrojo el plato de comida al piso.
¿Te estas burlando de mí?, yo no volveré a caminar nunca, dijo Gokú con rabia mientras Milk lo miraba con tristeza y a la vez con temor.
¡Discúlpame¡ dijo Gokú al darse cuenta de su reacción y del rostro de la jovencita.
No, no te preocupes, dijo la pelinegra recogiendo los pedacitos de vidrio y la comida con ayuda de una pequeña escobita y el recogedor que encontró en el cuarto de aseo de la habitación del joven.
No lo hagas, para eso tenemos las empleadas, decía Gokú al tiempo que la puerta de su habitación se abrió entrando por ella Gine preocupada.
¿Qué sucedió?; dijo Gine al ver a la pelinegra arrodillada recogiendo del piso los pedacitos de vidrio.
La pelinegra iba a responder algo pero Gokú se le adelanto, se me cayó madre, dijo Gokú sorprendiendo con su respuesta a su madre pues casi siempre él le echaba la culpa a las enfermeras que tenía y eso generaba la discusión que terminaba con la renuncia de ellas.
Déjalo hija, mandare a alguien para que venga hacer la limpieza, dijo Gine mirando con tristeza a la pelinegra.
Si déjalo, para eso tenemos empleadas de servicio acá, ya se lo dije madre, decía Gokú.
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"Mi Cariñito"
De TodoGokú Son, un joven atractivo, talentoso luchador ganador diversos torneos nacionales en su país ve truncado de un día para otro sus sueños cuando en la final del último torneo que le faltaba para obtener la última medalla que le permita competir en...