Un baño no hace mal a nadie

1.1K 156 16
                                    

Terminaron de cenar, el angelito hace un rato había vuelto a su asiento. Había quedado sorprendido por la pasta, Jensen le enseñó a usar el tenedor y cómo debía comer.

-Bien, hora de un baño -Dijo el rubio levantándose de la mesa cuando el chico terminó de comer, levantando los platos y los vasos y llevándolos al fregadero.

El angelito no sabía a que se refería con un baño pero se quedó en la mesa, esperando las indicaciones de su humano. Al volver el empresario, observó a Jared sentadito obedientemente, cosa que le causó ternura y un brusco sonrojo a la vez, él tendría que bañar al castaño ya que seguramente el angelito no sabía hacerlo, sus mejillas ardieron al tan sólo pensar que vería a ese hermoso y perfecto espécimen totalmente desnudo.

-Jared -El chico volteó a verlo sonriente mientras se levantaba de su asiento e invadía peligrosamente el espacio personal de Ackles, el humano le sonrió y dio paso hacia atrás. Jensen lo tomó de la muñeca y lo guió a su habitacion, dejándolo en la cama mientras él iba a su baño y preparaba el agua de la tina, para que tuviera una buena temperatura.

Jensen salió del baño y llamó a su angelito quien lo siguió sin dudar. Al estar ambos en el baño, el rubio se sonrojo al pensar en lo que estaba a punto de pedirle al chico.

-Quítate la ropa -Dijo avergonzado el empresario, agradeciendo que el ángel no entendiera nada de los humanos y por lo tanto no sentía nada al quitarse las prendas de ropa frente a alguien más. Jensen no pudo evitar ver la entrepierna del chico dejándolo sin aire por un momento. No era de esta tierra ser tan terriblemente atractivo y hermoso, además de tener tan excelentes atributos, y de verdad no era de esta tierra.

Jared miraba curioso a su humano, se había vuelto rojo de pronto y parecía que le costara respirar. ¿Estará enfermo? Se preguntó el castaño mientras se acercaba a Jensen, quien retrocedió sabiendo que no era una buena decisión acercarse tanto al angelito.

-Eh...entra aquí -Dijo Ackles señalando la tina. Jared entró y se quedó parado esperando más indicaciones -Siéntate.

Al estar sentado el castaño, Jensen se posicionó detras de él usando el borde de la tina como asiento y abriendo sus piernas, mientras que la espalda del ángel se recostaba en la pared de la tina y entre las piernas del rubio.

Antes de sentarse, Jensen se despojó de su ropa quedando sólo en boxers, el angelito lo observó curiosamente pero nada más.

El rubio comenzó a tomar agua con sus manos liberandola sobre la tersa piel del castaño. Jared jugaba con el agua como un niño pequeño. El empresario solo podia sonreír por la inocencia de ese chico. Tomó un vaso que había llevado para poder tomar más agua y echarla en la cabecita de Jared, mojando su cabello y su rostro. Tomo el shampoo, colocó un poco en su mano que luego sería depositado en la cabellera del ángel.

Jared se sentia totalmente relajado al sentir las yemas del humano masajeando su cuero cabelludo, había dejado de jugar con el agua para poder cerrar sus ojos y dejarse llevar el momento. Cuando el rubio se había quitado su ropa, Jared no pudo evitar mirar, en verdad su cuerpo era una obra de arte, tan bien formada y fuerte, había desviado su mirada ya que se preguntaba si todos los humanos eran igual de bellos a Jensen. Había visto otros humanos el tiempo que llevaba ahí pero ninguno como SU humano, con esos hermosos ojos esmeraldas tan profundos y llenos de emociones que provocaban cosquillas en su pancita cada vez que miraba en ellos, el cabello dorado del humano le recordaba a su hogar y como la luz solía rebotar de manera rebelde por todos lados, sin embargo, lo que más capturada su atención era el olor que desprendía el empresario. Los humanos huelen distinto a los Ángeles.

Jared estaba acostumbrado al monótono olor a pureza y santidad que todos los Ángeles tienen, y no era molesto, solo rutinario. En la tierra, las personas tienen un olor distinto, pero también hay una pequeña esencia que todos tienen: olor a vida y muerte. El castaño jamás había sentido el olor a mortalidad, era un aroma tan exquisito que le parecía una castigo no haberlo sentirlo antes, pero no sólo era esa esencia la que lo hipnotizaba, era el propio y único olor de Jensen, ese aroma a todas sus experiencias vividas, ese delicioso olor de sus miedos y alegrías, de tristezas y enojos.

El ángel respiro profundo inundando sus pulmones del perfume de Jensen, ese mundo era tan mágico y a la vez tan simple.

El empresario terminó de limpiar al angelito, se levantó por una toalla y estaba a punto de pedirle al castaño que se levantara hasta que vio que este había salido de la tina para seguirlo. Jensen le colocó la toalla y lo guió a la habitación donde sacó ropa para él.

Después de vestir al chico, lo tomó de la mano y lo llevó a la biblioteca para cumplir la promesa que le había hecho.

-Toma el libro que quieras -Le indicó el rubio mientra observaba como es castaño tomaba un libro para abrazarlo a si mismo y correr a la habitación, donde Jensen lo alcanzó.

-oleel ogimnoc -Dijo el angelito mientras se acostaba en un lado de la cama golpeando a su lado indicando que el humano a sentara.

Jensen entendió la indicación se sentó a su lado leyendo la portada del libro.

-Peter Pan -Leyó en voz alta el rubio sorprendido, en serio Jared parecía un niño pequeño, más aún por sus gustos por los cuentos clasicos.

El castaño se recosto en el hombro del empresario mientras este comenzaba a leer el cuento, luego de unas páginas, el angelito estaba completamente dormido. Jensen lo cubrió con la sábana y apagó la lámpara de noche que le ayudaba a leer el libro. Salió y se fue a la habitación de huéspedes donde dormiría, de nuevo. No le molestaba mucho ya que se preocupaba más por el bienestar y la comodidad del chico.

Después de unos minutos y de vagar un rato en sus pensamientos, sucumbió al sueño, tanto, que no escuchó cuando Jared salió de su habitación a mitad de la noche.

Mi pobre angelito {Padackles, J2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora