Me dolía mucho la cabeza, abrí mis ojos y veía borroso, los volví a cerra y me llevé las manos hacia la frente estaba ardiendo, un molesto pinchazo atormentaba mi mandíbula junto la inflación de mis encías, estaba echa polvo, abrí de nuevo mis ojos y ya podía ver estaba sobre mi cama, bueno la cama de Félix que ahora era mia, no había nadie junto a mi y de repente un chirrido proveniente de la puerta retumbo en mi cabeza. Era Félix que me traía el desayuno con una gran sonrisa que me enamora.
- Veo que ya te has levantado.
- ¿Cuánto llevo dormida?
- Dieciocho horas aproximadamente...
- Ostias, ¿que me ha pasado? Me duele mucho la cabeza y la mandíbula.
- Has adoptado tu forma de vampiro permanentemente tras aquello del buey... lo siento.
- No te preocupes no pasa nada pero ahora si que no me puede ver nadie.
- Y lo malo es que falta poco para la luna de sangre...
- ¿Que voy a hacer?
- Nada, podrias intentar quedarte aqui asta que pase pero dudo que funcione tras lo qie paso con aquel animal ... sin duda no se podrá impedir.
- Joder.
- Tranquila solo falta un par de días y cuando acabe la luna de sangre todo volverá a la normalidad, serás vampira pero lo peor ya abra pasado.
- De acuerdo.
