«Ellie no te alejes, te necesito. He esperado cuatro años para que este reencuentro por fin se lleve a cabo.»
La voz se perdía, al igual que su sombra en una espesa bruma que la rodeaba y la enceguecía. No podía ver su rostro pero su voz parecía retumbarle en los oídos. Se aterrorizó cuando comprendió que se estaba acercando. No lo veía, pero lo sentía y el temor que le erizaba la piel era tan fuerte como su presencia misma. Intentó abrir los ojos, pero no consiguió hacerlo. Sus párpados se negaban a obedecerla; no podía verlo, aunque presentía que él se estaba acercando.
«Ellie, por fin estaremos juntos. Nada ni nadie podrá ya separarnos. Te pertenezco y me perteneces y nuestra unión sellará nuestro amor para siempre.»
Lo sintió respirar junto a su rostro, su aliento tibio le helaba la sangre. Le pidió que no lo hiciera, le suplicó que la dejara ir, pero sus gritos de terror parecían perderse en medio de la oscuridad una y otra vez sin ser escuchados.
—¡Déjame! ¡No! —Unos brazos firmes la sujetaron con fuerza. —¡No me hagas daño!
—¡Elena, despierta! —La voz de Sebastian la obligó a abrir los ojos. Por un segundo, no supo lo que estaba sucediendo; solo sabía que estaba aterrada y que el corazón le bombeaba muy fuerte dentro del pecho. Un escalofrío le recorrió la espalda. —¿Estás bien? —Sebastian no la había soltado aún.
—Sí, sí —apenas balbuceó. —Solo ha sido una pesadilla.
—Me he asustado cuando te he oído gritar. —Por fin la soltó. Elena se cubrió con las sábanas hasta el cuello.
—Lo siento, no quería asustarte. Tal vez debería haberte advertido de que esto sucedería —le dijo mientras se pasaba la mano por el cabello y lanzaba un suspiro.
—¿No es la primera vez? —Elena negó con la cabeza.
—No, las he tenido durante años. Comenzaron un tiempo después de mi reaparición —le explicó, —Siempre es lo mismo, estoy en un lugar a oscuras y escucho una voz; pero no puedo ver nada. —Sebastian notó que Elena se había quedado absorta en sus pensamientos de repente.
—¿Qué sucede?
—Ha habido algo diferente esta vez. —Clavó sus ojos castaños en él. —Me llamaba «Ellie»; nunca antes había surgido ese nombre en las pesadillas.
—Eso es una buena señal; tal vez, tus recuerdos están volviendo —adujo animado Sebastian.
—O tal vez solo es mi subconsciente. Tú mismo me mencionaste ese nombre y yo lo he trasladado a mi pesadilla.
Sebastian asintió; muy a su pesar sabía que Elena podía tener razón.
—¿No recuerdas nada más?
—No, todo está a oscuras y él me habla.
—¿Qué te dice?
—Que después de cuatro años, por fin vamos a estar juntos. —Cruzó ambos brazos sobre el pecho; con solo recordar aquellas palabras reavivaba el terror que experimentaba en sus pesadillas—. Me dice que nada ni nadie podrá separarnos.
—¿Algo más? —Ella negó con un movimiento de cabeza. —Bien, será mejor que intentes dormir de nuevo. —Apoyó una mano sobre su regazo y Elena, instintivamente, se movió hacia atrás. No era el miedo que había dejado la pesadilla, era el rastro que había dejado el contacto de la piel de Sebastian solo unas horas antes lo que le hizo reaccionar de esa manera. Bajó la mirada, no podía volver a enfrentarse una vez más a aquellos ojos azules que le recordaban cuán vulnerable se sentía junto a él. La emoción del beso aún latía en sus labios; el tacto de su lengua aún le ardía en la boca. Si tan solo apartase su mano de su regazo, si tan solo se levantase de aquella cama y se alejase de ella. Pero Sebastian simplemente no podía hacerlo. Era como si se sintiera atado a Elena aun sabiendo que debía cortar cualquier lazo con ella antes de que las cosas se tornaran inmanejables. Las palabras de Kara martilleaban en su cabeza y se debatían con el fuego que ardía en sus entrañas. Nunca había deseado a alguien de esa manera. Y el no poder tenerla avivaba aun más su fuego. Reprimió las ansias desenfrenadas que tenía de besarla y estrecharla en sus brazos y terminar con lo que él mismo había interrumpido horas antes. Respiró hondo y se levantó de la cama; debía poner un poco de distancia entre ellos. Ninguno dijo nada durante un incómodo momento. —Que descanses, Elena —dijo Sebastian. —Dejaré la puerta abierta por si me necesitas.
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Una Obsesión Mortal » Sebastian Stan - Adaptada (EDITANDO)
FanfictionFanfic adaptada. Gracias -summers por el cover, te la rifaste Jane ?❤️ Libro original: Nomeolvides //Sienna Anderson