Efímero

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Y fue así; efímero, perfecto. Tan mágico como complejo. Atribuirlo a que nunca imaginé que llegaría y en menor posibilidad tomándome por sorpresa era como pensar que estaba en mis manos darle o no la bienvenida, siendo él quien me encontró aunque no fuera precisamente el amor sino mas bien una emoción furtiva, que se extendería más allá de lo previsto por el miedo a que quien lo replazara no fuera el idealizado o el que sin pretenderlo figuraría en las hojas con garabatos  y en las tardes de canciones cuya historia pretendía que se asemejara a la propia aunque en sus trechos no hubiera transitado. Aunque no me recuerde yo si he de hacerlo, pues ¿Cómo olvidar a quien sin quererlo termina por ser a quien se quiere? Siempre habré de agradecerle por al menos en un breve instante permitirme ser parte de su mundo.



Entre puntos y comasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora