Habían pasado dos horas. Dos horas en las cuales no había hecho más que vigilar a Paul y verificar que el incendio se hubiera apagado por completo, con ayuda de los demás fenómenos.
Aunque no lo aceptara del todo yo estaba muy preocupado. No sabía qué rayos había podido causar el incendio, pero eso sin duda pudo haberlo matado.
Paul comenzó a despertar, lo cual me alegró un poco. Había olvidado que estaba molesto con él, ahora sólo importaba que estuviera bien.
El pobre se removió incómodo y poco a poco abrió los ojos. Lucía exhausto y asustado a la vez, así que los que estábamos ahí tratamos de tranquilizarlo.
—¿Qué sucedió?—preguntó en un susurro.
—¿Cómo te sientes, Paul?
—Bien, creo. ¿Pueden contestarme?
—Tu casa rodante se incendió.
La respuesta pareció encolerizarlo, pues se sentó de golpe en la cama y levantó la voz.
—¡¿Qué!? ¡¿Quién lo hizo!?
Enseguida comenzó a mirar a todos con aprensión, pero al final su mirada se detuvo en mí.
—¡Fuiste tú, maldito!
—¡¿Qué?! —grité ofendido —¡Yo te salvé!
—¡No trates de engañarme!
—¡No te estoy engañando!
—¿Qué sucede aquí?
Todos volteamos a ver a Brian.
—Eppy...La casa rodante de Paul se incendió—explicó William.
—¡¿Qué!?
—¡John lo hizo!—agregó la víctima.
—¡Claro que no!
—¿Pudieron salvar algo?
—Sólo dos libros. Ringo y Polly estaban inspeccionando a ver si encuentran algo más.
—Bien. Hasta que consiga otra casa para ti, Paul, dormirás con John.
—¡¿Qué!? ¡No!
—Su casa rodante es la más grande, es la única en donde podrás estar cómodo.
Siempre estás cómodo, cerdo, pensé.
—Antes muerto—fue lo único que contestó el pelinegro.
—Esto no está a discusión —agregó Brian —Dormirán juntos hasta que se logre recuperar la pérdida. Por cierto, Paul, tendrás que pagar los daños.
—¡¿Qué?! —Paul se alteró y miró a Brian de mala manera —¡Pero no recibo sueldo!
—Ya lo sé, así que tendrás que trabajar más duro... ya sabes, esforzarte más.
Se me hacía muy injusto lo que Brian había dicho, pero no pude intervenir.
—Ahora salgan todos de aquí.
Todos obedecieron sin chistar, dejando a Paul solo.
Comencé a caminar, y Ringo se acercó con expresión preocupada.
—John...
—¿Qué pasa, mole?
—E-encontramos algo...Entre las cenizas...
—¿Y qué es?
Por toda respuesta, puso un cigarrillo a medio acabar en la palma de mi mano. De repente todo tuvo sentido.
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The Freak Show [McLennon]
FanficA sus 18 años, Paul McCartney debía, como todo chico de su edad, buscar trabajo. Inútiles fueron las súplicas a su padre para que lo dejara seguir el camino de la música, pues argumentaba que no eso no le daría de comer. Así que, quedándose sin opci...