18.

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Ramiro.

Me sentía decepcionado y triste a la misma vez, no lograba entender por que ella había llegado a esa instancia de hacer lo que hizo.

Entendía su enojo, si, pero no creo que sea algo con lo que se puede defender.

Llevaba dos días encerrado en mi cuarto sin salir y ver a alguien, no tenía ánimos.

-¡Rama!.- grito mi nombre, Nacho. Estos dos días que estuve encerrado él había venido constantemente a querer sacarme y llevarme a los boliches o salir a algún lado.- Por favor Rama, salí.

-Nacho no hagas esto.- al escuchar sus últimas palabras note su voz quebrada, sabía que él estaba mal por mi.- Te odió.- le dije con humor cuando abrí la puerta y lo ví parado, me tiró un beso y me abrazó.

-Vamos a la casa de Sergio.- dijo tomándome la mano, me lo quede mirando y sin decir nada lo solté y lo seguí.

-¿Por que vamos?.- pregunte cuando ya estábamos dentro del auto.- Sabes que no quiero ver a ____.

- Si lo sé. Ella no va a estar.- contesto sin quitar la mirada del camino.- Igual hoy a la noche va hacer fiesta en la casa.

-¿Quien ella?.- pregunte un tanto asombrado. Nacho negó.- Ah, Sergio.

-¿Y que problema ahí si ella hace una fiesta? Creo que deberías de empezar a olvidarte de ella.- él enojo de Nacho aún seguía en pie, él creía que lo que habia hecho ella no tenía perdón.

-No es fácil. ¿Acaso vos superaste a Maia?.- la hermana de Gonzalo había sido la única chica que logro enamorar a mi hermano, después de el accidente que sufrío ella con ____ unos días después tuvo que volverse con sus padres para poder seguir estudiando su carrera. La relación entre ellos no habia terminado bien por el engaño que le hizo mi hermano con Florencia Moyano.

-Maia ya no está.- siempre que la nombraba su voz se quebrada y él se ponía serio.- Solo te doy un consejo como hermano.

-Te lo agradezco.- decidí ser cortante y ya no hablar sobre este tema. Nos hacía mal a los dos hablar de aquellas dos chicas.

[...]

-¿Como estás Rama?.- preguntó Sergio dandome un abrazo.

-Bien, este hincha pelotas me jodio para que vengamos.- le di un leve golpe a mi hermano en el hombro y él sonrió victorioso.

-No se resistió a mis encantos.- los tres reimos y una vez más golpee a mi hermano.

Nos dirigimos a los sillones del living y nos sentamos, nos pusimos hablar sobre cualquier tema.

Estaba bueno el momento entre amigos, me hacía despejar la mente un poco.

Pero no me podía negar y sacar de la cabeza a ____. Era algo imposible.

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