El Zorro de Konoha.

La vida en Konoha.

En la Academia Ninja, al ser un entre medio de la clase, los niños estaban en el patio, por los pasillos, o en las mismas salas, conversando entretenidos.

-¡¿De verdad-dattebasa?!- sonrió divertido Bolt, inclinándose, haciendo que su collar con un tornillo atado oscilara levemente. Traía una polera blanca con el símbolo de los Hyuga en el pecho, un pantalón corto color negro, y sandalias grises.

-Sí, ¿crees que te estoy mintiendo?- le preguntó Shikadai, dándose vuelta para hablar con el rubio que estaba sentado en la mesa de atrás.

-¡No!- negó rápidamente el pequeño de ocho años- ¡Pero es que ya me imagino a tu padre peleando contra intrusos-dattebasa!- sonrió encantado.

-¿Estás seguro que deberías decirnos esto?- Inojin miró algo nervioso al Nara, sentado a su lado.

-Escuche a mamá hablando con papá antes de irme- el pequeño se acomodó en su asiento, aburrido- Deberías agradecerme haber escuchado sin meterme en problemas-

-¿Y por qué habrían intrusos en tu residencia?- le preguntó Chocho, al lado de ambos, comiendo una barra de chocolate- ¿Querían comerse a tus ciervos?-se le ocurrió, sin darse cuenta que los tres niños se pusieron azules con tal idea.

-E-Eso es absurdo. Tal vez tú lo harías- le señaló Inojin, sin querer imaginarse semejante cosa.

-Bueno, como sea. Hubieron algunos heridos, pero parece que ninguna baja. Además, creo que la intervención de tu padre y de Kurama fue de bastante ayuda-agregó Shikadai, volviendo a ver al Uzumaki, quien, al escucharlo, se tiró al asiento, molesto- ¿Eh?-

-Sí... Papá y Kurama se levantaron anoche de golpe, sin decir nada-dattebasa... Pero estoy acostumbrándome-aseguró el rubio, algo amurado.

-¿Sigues con eso?- lo miró fastidiada Chocho, ahora con unas papas en mano, haciendo que Inojin se preguntara en qué momento sacó ese dulce.

-Oye, Bolt. Tu padre es un shinobi, es normal que suela irse sin decir nada. Deberías dejar de sentirte así porque ha estado ocupado-le señalo Shikadai.

-Y Kurama-san lo apoya porque es su compañero-agregó Inojin.

-Sí... Pero ya ni siquiera los veo...- admitió el pequeño, apoyándose en la mesa- Himawari pasa más tiempo con Kurama porque duermen juntos-dattebasa... Pero creo que le caigo mal-

-¿Estás de broma?- Shikadai lo quedó mirando- Si Kurama no te quisiera, no te hubiera acompañado ni a la prueba, ni a la ceremonia de entrada a la Academia. Deja de ser tan problemático-

-... Solo hizo eso porque mamá se lo pidió-dattebasa- aseguró testarudamente el pequeño- Él quiere más a Himawari y a la Cuatro Ojos-

-No te olvides de mí- sonrió con suficiencia Chocho.

-A ti te trata bien solo porque le consigues dulces- murmuró Bolt, dolido.

-Y tú le das problemas- le señaló la morena.

-¡¿Qué cosa?!-exigió saber el rubio, echando humo de la cabeza.

-Admítelo. Kurama-chan es un caballero... No como cierto salvaje que conozco...-sentenció la Akamichi, masticando despreocupadamente. 

-¡Repítelo, Gorda!-se enojó Bolt, y en respuesta la morena le mostró la lengua de forma burlona.

-Cálmense- pidió Inojin, mientras Shikadai suspiraba fastidiado.

-... Idiota...-

Los cuatro amigos se quedaron quietos, y miraron a la otra columna de mesas, donde estaba sentada Sarada, leyendo la tercera parte de su libro, que era de tapa negra.