Natsumi.

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Era un día soleado, y, en uno de los caminos de Uzushiogakure, el Hokage, Senju Hashirama, caminaba por el bosque acompañado de Uzumaki Mito.

-Entonces, ¿no sabes nada de Madara?- se preocupó la pelirroja, mirando a su marido con el semblante serio.

-No- negó el Senju- Desde que se fue esa vez de la aldea...- suspiró- Temo que haga alguna locura- admitió, rascándose el cabello.

-Al menos este viaje ha servido para decirle a mi padre que ya es hora de retirarnos de Uzushiogakure- le mencionó su esposa- Es peligrosa la isla por tantas guerras que han ocurrido entre clanes, aunque estos sean pequeños-

-Sabes que le tienen miedo a tu clan por sus técnicas de sellado- le recordó algo incómodo el Hogake.

-Nosotros usamos nuestras técnicas para la prosperidad y seguridad de nuestra gente- le recordó su mujer, algo molesta, asustándolo levemente- Que ustedes, los hombres, suelan usarlos para sus inútiles combates sin sentido, no les da derecho a temernos-

-Sí, lo siento- se disculpó Hashirama, recordando que su mujer era bastante estricta con el tema del uso de los Fuinjutsu.

-¡HASHIRAMA!- escucharon.

Ambos se voltearon, para ver, acercárseles corriendo, a un lobo blanco con la armadura del hermano del Hokage, persiguiendo a una pequeña niña de cabello rojo con puntas negras, con orejas y cola de zorro, que llevaba un kimono verde, y, como era su costumbre, los pies descalzos.

La pequeña, que se veía bastante divertida, sonrió al ver al matrimonio.

-¡Hashirama-san~!- saludó, contenta.

-¡Ah! ¡Natsumi-chan~!- sonrió Hashirama, levantándola en brazos, haciendo que el lobo se detuviera derrapando- ¿Qué haces jugando a estas horas con mi hermano?-

-¡No estamos jugando ni nada por el estilo!- le rugió el lobo- ¡Natsumi, regrésame a mi forma humana!- le gruñó Tobirama, pero la pequeña le mostró la lengua, divertida.

-No~-

-Tobirama, deberías calmarte. Natsumi-chan es solo una niña- le indicó Mito, cruzándose de brazos.

-¡Estaba hablando con tu padre cuando me transformó!- se defendió el lobo- Algo, que deberías hacer - miró a su hermano, quien, junto a Natsumi, se reía por lo bajo del can- ¡Esto no es gracioso!-lo asustó.

-... Sí, lo siento...- se disculpó el Hokage, deprimido.

Natsumi se rió divertida, y se extrañó que Mito la tomara en brazos.

-Natsumi-chan, no deberías transformar a los humanos en animales- le recomendó la mujer, acomodándole un mechón de cabello.

-Pero... hoy se van- les recordó amurada la niña, extrañándola, pero sorprendiendo al lobo- Y me agrada estar con Tobirama-san. También con Hashirama-san, y contigo, Mito-san- explicó, bajando sus orejas- ¿Se tienen que ir?-

-Sabes que sí. Vinimos para alertar a los Uzumaki sobre el peligro de que sean atacados por algunos clanes a causa de sus técnicas de sellado- le recordó Tobirama.

-¡Tobirama! ¡Sé un poco más comprensivo con Natsumi-chan!- lo regañó Hashirama.

-¡Tu mantente callado!- le gruñó el lobo, haciendo que se fuera deprimido a un rincón.

Natsumi bajó sus orejas.

-... Ustedes los Yokai van a permanecer en la isla, ¿verdad?- le preguntó el lobo, frunciendo el ceño.

El Zorro de Konoha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora