El Ritual...

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Son Goku sintió dolor.

Hacía tiempo que no sentía esa clase de dolor... Desde la Cuarta Guerra Shinobi...

Pero... No era solo físico...

Frunció el ceño, mientras en su mente se ordenaban todos los sucesos que le ocurrieron cuando llegó a Uzushiogakure junto a sus hermanos, Chomei y Saiken...

Había peleado contra aquel pelirrojo, enfurecido porque había encadenado a Kurama, como si el ser un Biju lo hacía una mascota o algo así...

Pero algo más lo había enfurecido...

¿Qué o quién...?

La imagen de aquel humano de cabello rojo agarrando a la pequeña Uchiha con su brazo negro le hizo entender todo...

-¡Sarada!- Son se despertó de golpe y sentó de inmediato, sobresaltando a Mirai, quien estaba vendando una de las alas de Chomei, quien también se asustó.

El Yonbi de inmediato se abrazó el toráx, adolorido, sintiendo el vendaje que le habían puesto, al igual que en la cabeza, en una de sus colas, y en su pata.

-Me alegra que despertaras- le sonrió Kakashi, vendando el brazo de Saiken, quien sonrió, contenta.

-... ¿Qué...?- murmuró el mono de cuatro colas, observando el lugar donde estaba.

Era un pequeño salón de piedra, donde había una chimenea, una mesa, sillas, y una cama.

Encima de la mesa de madera, se encontraban Pájaro-chan, Cuervo-chan y Canoso-chan durmiendo, vendados y cansados.

Pero el ver a esas aves no lo sorprendió. Lo sorprendió al ver a Naruto recostado en el piso cerca de ellos, inconsciente, pero rodeado de chakra anaranjado que identificó de inmediato: el de Kurama.

-... Naruto... ¿Se está sanando?- murmuró Son, extrañado.

-Después de que Sasuke y Kurama se fueran, el chakra de Kurama comenzó a actuar en Naruto- recordó Kakashi- Lo mejor será dejar que sus heridas se curen por si solas-

-Entonces, Kurama ya está bien, ¿verdad?- Son se rascó la cabeza, algo confundido- ¿Y en dónde estamos?

-Estás en Uzushiogakure- le sonrió Mirai, sobándose el vientre, el cual estaba vendando, haciendo que el mono la mirara.

-¿No lo recuerdas? Tú nos trajiste aquí después de la explosión- le recordó Chomei, quien estaba con tres de sus alas vendadas, junto con el pecho.

-Y aquí nos atendieron. Gracias- le sonrió Saiken a Kakashi, quien sonrió y le acarició la cabeza, sonrojándola levemente.

-Tsch. Ese golpe que me dio ese humano me ha dejado medio atontado- bufó Son, sobándose la cabeza.

Mirai sonrió, algo cansada, pero después se levantó y acercó a Sakura, quien atendía sin distracciones a Himawari.

La pequeña, recostada en la única cama del pequeño y humilde hogar, tenía algunos rasguños y estaba sumamente pálida, incluso con ojeras...

Al verla, Son se quedó sorprendido, y se acercó a la cama junto a los dos Biju.

-¿Ella está bien?- le preguntó Saiken a Sakura, quien no respondió, solo frunció el ceño, mientras unas gotas de sudor recorrían su frente y sus brazos.

Los Biju no eran tontos... El hecho de que una kunoichi médico con respondiera a una pregunta mientras atendía a un paciente, era porque estaba concentrando todo su chakra para sanar las heridas.

El Zorro de Konoha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora