Prisión

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No podía recordar nada de antes de llegar a esa celda de huesos.
Sólo sabía que estaba allí para ser sacrificado, para ser consumido por una agonía terrible.
Comencé a arrastrarme, con los brazos, por la celda, para moverme, hasta que se escuchó a lo lejos un grito del más puro dolor y otro prisionero empezó a hablar conmigo.

- Ah... ¿ Has oído...? ¿Has oído ese grito espantoso?-me preguntó el pobre desgraciado, con miedo; con voz temblorosa- ¿Qué hago? Luego me toca a mí... No quiero ni pensar en el dolor... Debe de ser insoportable.-siguió- Es Magusar, un hechicero maligno que devora sacrificios humanos...-lo dijo con más miedo, se habían empezado a oír los pasos de los esbirros del hechicero.- Socorro... Oigo pasos... ¡Vienen los esbirros de Magusar!-gritó cuando estaban llegando- ¡No! ¡No! ¡No! ¡No, por favor! ¡No!- dejó su miedo- Ojalá hubiera podido ocultar mi poder...-buscó un libro y lo tocó, de repente una bola de fuego apareció en su mano y la utilizó para destruir su celda y a los esbirros.- ¡Maldición! Se ha descubierto el pastel. Mi plan de huida se ha ido al garete. No podía decirle a nadie que estaba leyendo ese libro. Estaba tan cerca... Estaba a punto de revelar el secreto de Magusar...-fue lo último que alcanzó a decir.

No pasó mucho tiempo desde su última frase hasta que empezó a levitar siendo ahorcado. El hechicero maligno había hecho su aparición. Estaba levitando, también, y esperando a tener al prisionero a su altura. Pronto llegó al punto en que su cabeza estaba en la mano de Magusar. Lo sacrificó: su cuerpo explotó, en sangre y sesos, dejando una lluvia de sangre, y su alma fue absorbida por el poderoso hechicero.
En ese momento perdí la consciencia.
Cuando desperté, alguien me hablaba. Yo no sabía quién era, pero empecé a remover entre un montón de huesos. Me llamaba, pero yo solo veía los huesos. Me decía que debía leerlo, que era mi destino. Había un libro entre el montón de huesos; el mismo libro que había tocado el prisionero para poder hacer magia.

El libro empezó a hablar y lo solté, por el susto.

- ¡Eso ha dolido, pedazo de mandril!-fue su primera exclamación- Cálmate, cacho de carne con ojos. Soy Librom. Soy un libro. Y de los mejores. Soy el diario de un hechicero. Pero no un diario cualquiera. Puedes revivir mi contenido en forma de misiones fantasma. Adelante, echa un vistazo.

Aparecí con unas vestimentas raras en un lugar de aspecto antiguo y con una persona.

- Somos compañeros. Recorremos juntos este camino sangriento.

Empezaron a aparecer trasgos. Ratas "mágicas". Mi compañero y yo nos hicimos cargo de ellas, eran más fáciles de matar que una hormiga.
Le pregunté quién era mientras luchábamos.

- ¿Quién soy yo...? Qué pregunta tan estupida. Soy Magusar. Tu compañero, ¿no?

Estaba preocupado por mí, creyó que habíamos terminado. Pero las ratas no eran el único enemigo: del mar salió un monstruo de proporciones incuantificables. Era una especie de quimera. Su cuerpo, que era lo único que sobresalía del mar, era como el cuerpo de un cocodrilo; y en el hocico lo mismo, tenia forma de cocodrilo pero tenía la cara completa de un adolescente en donde deberían haber estado las fosas nasales y los ojos en caso de haber sido un cocodrilo.
Realmente fue difícil combatir contra ese monstruo. Era más que enorme y fuerte y, además, estaba demasiado lejos cuando no atacaba.

- Hay que pagar el precio...-dijo mi compañero. Sabía de qué hablaba.- ¡No tengo elección! ¡Contempla el rito negro!-exclamó antes de sacrificar su piel para lanzar un hechizo prohibido pero muy poderoso: su piel se quemó durante quince segundos y una figura de fuego salió de él para segundos después explotar.

Después del rito negro no siguió la misión, el diario volvió a hablarme.

- Lo que has visto fue recreado a partir del diario. Supongo que has conocido a Magusar- lo dijo haciendo referencia a mi compañero- Antes de que se volviera completamente loco. Y no, no estas soñando. Esto es lo que puedo hacer.

Abrí el diario y me enseñó todo lo que sabía, o la mayoría. Tenía una recolección de historias, tanto de lo que escribió el dueño del diario como historias de monstruos y lugares.

Soul SacrificeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora