Crónica demente: Ordalía de hechicero. Capítulo 5

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" "No puedo evitarlo"
Así justificaba su ansia de sangre.

"Ver sangre me repugna"
Dijo Sortiara suspirando.
Con el desaliento añadió:
"Pero nadie me cree".

Le dije que eso no era cierto...
Se calmó y dijo:
"Gracias".

Justo enfrente, se oyó un aullido.
Las víctimas de nuestra... No, de mi... Ordalía. Por fin comprendí a mi compañera, pronto acabaría la Ordalía.

Sabía que esto llegaría.
Sabía que nuestra asociación acabaría mal. Y que uno de los dos tendría que morir.

Esta vez debíamos pelear juntos, era el penúltimo paso de la Ordalía... El objetivo era otro monstruo proveniente de un humano. En este caso, una mujer. Una arpía. Una bola de grasa enorme. Una mujer consumida por su propia gula y el deseo de venganza.

"He tenido suerte de poder viajar contigo"
Dijo Sortiara
al llegar al fin de nuestro camino.
"No mueras, ¿de acuerdo?"

Los monstruos humanos eran, verdaderamente, más difíciles de matar. Los guiaban sentimientos más fuertes, los corrompían los mismos. Pero la grasa arde, la quemamos. Y el dilema estaba ahí cada vez que peleaba contra uno. Sacrificar o salvar. Por naturaleza, el humano interior del monstruo pedía piedad; por deber, debía sacrificarlo; por hipocresía, debía seguir a Sortiara si quería encajar con ella.

Decidí sacrificar. Era mi deber...

Sobrevivimos. El monstruo había perecido y ambos seguíamos con vida. Pero no todo estaba bien.

La mitad de los que realizan la Ordalía pierden la vida. Eso estaba claro. De hecho, por eso tuve cuidado de no encariñarme mucho de Sortiara. Pero aún así...

La verdad era sencilla; la veía como a una amiga. Sabía que esto era peligroso. Mi determinación estaba a prueba. Mi determinación como hechicero. Sólo podía hacer una cosa. Tenía que sacrificar algo por la Ordalía. Tenía que sacrificar la vida de mi compañera...

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