Crónica demente: Ordalía de hechicero. Capítulo 3

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" "Me pica el brazo".
Era una expresión extraña, pero así hablaba Sortiara de su ansia de sangre.

Este monstruo antes era humano.
Un hechicero que usó mal su magia y se convirtió en monstruo. Los hechiceros somos los encargados de deshacernos de estas personas descarriadas.

Mirando a la bestia, Sortiara dijo:
"¡No pienses! ¡Mata!".

Era una orden. Como si me lo tuviese que decir. Sabemos que los hechiceros se dedican a matar.

Nuestra misión esta vez era matar a aquel hechicero corrompido... Aunque más que hechicero era ya un monstruo.

-No te lo pienses tanto. Estamos aquí para asesinar.

Salimos a buscar al monstruo. Habían varios trasgos por el camino. Los kóbolds, pequeños árboles mágicos, también se encontraban por la zona.

Encontramos al monstruo. A este tipo de monstruo le llamaban "golem de guerra". Su cuerpo era una armadura de caballero pero su cuerpo era una esfera deformada y vacía, sus extremidades pequeñas. En el centro de estos engendros había una llama.

Encontramos al monstruo. Al ser un monstruo relacionado con el fuego, atacamos con magia de hielo hasta congelarlo y matarlo.

Allí debía elegir. Sacrificar o salvar su forma original. Era el primer humano con el que tenía que hacer esto. La decisión fue difícil. El monstruo pedía piedad, no quería morir; y Sortiara pedía sangre, sacrificio. La decisión fue difícil, pero tenía que cumplir con mi deber de hechicero: debía sacrificarlo.

- Sí, ahora inunda de sangre este mundo.

Nos ocupamos de esa alma descarriada. Ya lo creo. La sensación de despellejar la carne no se olvidaba fácilmente.

Es lo que hacen los hechiceros.
Matar. Antes de morir, una voz suave me decía:
"Ayúdame"

Muerte a los monstruos.  El credo del hechicero. Me gustase o no. Tenía que vivir con él.

Contemplamos su cadáver y Sortiara dijo esto:

- Míralo. Uno de nosotros acabará igual que él.

La Ordalía continuaba y nos dirigíamos al fatídico destino del que hablaba Sortiara."

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