" "¡Paga!".
El hechicero me había arrinconado. Sólo estaba paseando por la ciudad. Nuestras miradas se cruzaron y me ofreció una extraña fruta.
"Está buena. Pruébala".
Así lo hice, y en cuanto acabé, se dirigió a mi de nuevo.
"Esa fruta no es de regalo".
Era una estafa. Me pedía una fortuna.
"Si no puedes pagar, tendrás que trabajar para mí. ¡Jar, jar!".
Insistió tres días y tres noches, hasta que no pude más. Y así acabé ayudando al hechicero con su trabajo.
Ahora estoy en deuda con él. Y todo por aceptar una fruta...
Jamás me sentí un ser tan lamentable."Dicen que el dinero no lo es todo. Pues se equivocan. ¡Ja, ja!"
Era lo único que decía cada vez que íbamos de caza.Cazaba cualquier cosa, desde trasgos hasta humanos, con tal de aumentar su riqueza. Ni siquiera por hacer el bien.
En el mundo de los hombres, la riqueza y el poder miden la valía de cada uno.
Pero los hechiceros tienen su manera de juzgar a los demás. Arriesgamos la vida a diario en feroces combates. Para muchos hechiceros, la riqueza es algo abstracto.
Este hombre era una excepción. Nunca había visto a un hechicero tan obsesionado con contar judías.
"Sigue pegado al yugo hasta que pagues tu deuda. ¡Ja, ja!".
Río mientras hablaba, mostrando sus brillantes dientes de oro. Sólo acerté a suspirar. "
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Soul Sacrifice
FantasyEn este mundo, los débiles sucumben a la codicia. Pero sus crímenes no quedarán sin castigo. Pues los hechiceros vigilan. Son ellos quienes imparten el castigo a los culpables. Quienes matan en nombre de la justicia