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Yonnick despierta con un ligero dolor en el cuello debido a que durmió todo el dia en el suelo. Se estira un poco y maldice la almohada improvisada que luego patea lejos.

Se encuentra dentro de una fábrica abandonada. El interior está lleno de botellas de alcohol y los olores que se perciben son totalmente desagradables. La noche anterior unos chicos de mas o menos su edad habían estado drogándose frente a él.

Se levanta y camina lejos del lugar, necesita un poco de aire fresco para sus pulmones. Afuera la gente se arremolina como siempre y los sonidos y aromas de la ciudad llenan sus sentidos. Las personas lo miran de mala manera, todo él está sucio.

Una niña se detiene frente a él y le sonríe tímidamente, él hace una mueca y frunce el ceño haciendo que ella se asuste y corra lejos. Mete las manos en sus bolsillos y se aleja.

Es muy tarde, el sol se está poniendo y comienzan a aparecer estrellas, el cielo está de un tono entre rosado y anaranjado y cada vez hay menos personas en la calle.

Yonnick sigue caminando sin saber realmente donde ir, pasa cerca de un callejón y entonces se detiene. Algo le llama la atención, hay una persona inclinada sobre algo, parece ausente. El rubio mira hacia la oscuridad que lo cubre con los ojos entornados.

Algo está mal.

Aprieta su encendedor dentro de su bolsillo, y de pronto se oye un quejido que proviene desde el montículo debajo de la persona. No es algo, es alguien.

Se maldice en su mente por su buena voluntad y da unos pasos silenciosos dentro del callejón, el dia se pone cada vez mas oscuro tornándose noche en menos de lo que él esperaba. Mira hacia las personas, el que está encima parece estar comiendo.

Yonnick trata de mirar un poco mas, quien sea aún no se da cuenta... Y entonces observa que la persona que está debajo es un tipo que aparenta unos cincuenta años, su rostro está cubierto de sangre y sus ojos ya se encuentran cerrados.

—¡Que carajos!— deja salir Yonnick sin pensar, su voz llama la atención del otro, quien se para frente a él.

Es un chico alto, guapo y jóven, pero hay algo de él que no esta bien... Su boca está cubierta de sangre.

Yonnick vuelve a mirar hacia el pobre hombre en el suelo y lo que ve lo hace querer vomitar. El hombre está practicamente partido a la mitad y sumergido en su propio charco de sangre.

El joven lo mira y esboza una sonrisa malévola, Yonnick aprieta mas fuerte su encendedor y antes de que el asesino de un paso enciende sus manos completamente.

El miedo lo consume, ese chico no es para nada normal y lo verifica cuando éste comienza a transformar sus dedos en filosos cuchillos. Abre su boca y saca su lengua, que al igual que sus dedos es una punteaguda daga.
Estaba casi seguro de que no habían otras personas con habilidades en el mundo. Estaba equivocado.

—¡¿Tambien eres un proyecto?!— dice sorprendido, aún tiene el fuego en sus manos. El chico lo mira sonriendo, no contesta, en lugar de eso comienza a correr hacia Yonnick con una de sus garras apuntando hacia él, por suerte el rubio lo esquiva en el ultimo segundo y cae hacia un costado, un dolor profundo se apodera de su brazo y al verlo descubre una herida.

Es mas que obvio que el asesino no quiere hablar.

Yonnick vuelve a incorporarse y sin mas preámbulos enciende todo su cuerpo y comienza a arrojar fuego hacia el escurridizo causando un incendio en todo el callejón. El corazón le palpita a mil por segundo, la adrenalina y el horror recorren su cuerpo mientras trata de encontrar al asesino quien ya no está a la vista. De pronto el chico cae con fuerza hacia el suelo, se levanta nuevamente y gruñe hacia algún lugar, no a él.

Yonnick da unos pasos hacia atrás en el momento en el que una nueva persona se une a la escena, este nuevo individuo gruñe hacia el chico y se acerca hacia el cuerpo del hombre, toma con sus manos uno de los pies y antes de que pueda comenzar a arrastrarlo hacia quien sabe donde el asesino de las cuchillas se abalanza sobre él y comienzan a pelearse entre ellos.

Yonnick se apresura a apagar su cuerpo lo antes posible y sale del callejón, corre y se esconde detrás de la pared escuchando cada uno de los golpes que suenan en el ambiente.

¿Que son esas cosas?

Mira con cautela a su alrededor y nuevamente dentro del callejón y sin pensarlo dos veces comienza a correr lejos del lugar, lo mas lejos posible.

Su pecho duele al igual que la herida de su brazo y aún está temblando. Sean lo que sean esas cosas tienen habilidades y al parecer no las usan para el bien. Son asesinos y por lo que llegó a ver también animales salvajes.

—Pero que mierda...— se repite mientras camina. Sus piernas ya no pueden aguantar otro paso pero teme dejar de moverse, que uno de ellos esté tras él.

La luna ya está en lo alto e ilumina todo a su paso, se detiene, ya se alejó lo suficiente de aquel callejón. El tipo de las cuchillas era demasiado fuerte incluso para Yonnick, y aunque no vio la habilidad que el otro podría tener se notaba que era aún peor.

—Creí que eramos los únicos...— se dice a si mismo y refriega sus brazos por el repentino frío que pega en su piel.

Definitivamente tenía que hacer algo, no podía llamar a la policía, no tenía respuestas y a su vez las preguntas eran miles. ¿Qué podía hacer ahora?
Solo hay una opción, y aunque no le agrada demasiado es lo que debe hacer. Si hay mas de un experimento suelto en la ciudad debe de alguna forma advertir a los chicos antes de que sea demasiado tarde.

Decidido se acomoda el sweater que lleva puesto y comienza a caminar nuevamente, esta vez con un rumbo fijo.


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Sí, subí dos el mismo día, es que amo está historia como no tienen idea, me encariñé demasiado con los personajes TTuTT 💖

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