XIV

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Estuvo deseando ese día durante todo el año, era libre. Al fin era libre.

Había terminado sus estudios secundarios de una vez por todas y podría hacer lo que quisiera. Nunca disfruto la escuela, nunca encajo en ningún grupo, en ningún club, en ningún lado. Nadie compartía sus gustos y el tampoco compartía los gustos de los adolescentes con los que compartía la mayor parte de su días. 

Todo su paso por la escuela fue un calvario. Si, debía reconocer que a veces y solo a veces conversaba con sus compañeros de clases; cuando el profesor lo obligaba a formar grupos de estudio, o cuando se peleaban por ver que equipo se quedaría con el como miembro estrella en las horas de educación física. Si no fuera por esas benditas horas donde descargaba todas sus frustraciones sudando como loco...

Según su compañero de fila, quien lo obligaba a hablar con el en cada receso, era alguien muy popular. Todos en la escuela sabían quien era y a que clase pertenecía y si lo pensaba un momento era cierto, cada vez que entraba al patio de la escuela y se cruzaba con alguien tenia que soportar sus patéticos y vacíos "Buenos días Yuri" y lo peor era cuando quien lo saludaba era una chica "Buenos días Yuratchka!"

Las detestaba con toda su alma, las chicas eran molestas, siempre juntas, siempre riendo a carcajadas y siempre cuchicheando cada vez que el pasaba cerca de alguno de esos insoportables grupitos. Quién mierda les había dicho que podían llamarlo con ese apodo? Eso solo podía hacerlo su abuelo y solo cuando estaban solos, se avergonzaba bastante cuando al viejo se le escapaba llamarlo así en medio de la calle.

Yuri Plisetsky era un joven problemático, sus profesores le atribuían su mala conducta a que se sentía acomplejado por su altura y su complexión física. Era el más bajito de todos los hombres del salón de clases y probablemente de la escuela entera. Tenia facciones muy delicadas, ojos verdes muy llamativos y una hermosa cabellera rubia, que nunca supieron porque decidía dejarla larga si terminaba peleando con sus compañeros por culpa de su rostro "afeminado".

Los profesores nunca saben la forma apropiada de tratar conflictos entre adolescentes, siempre terminan simplificando todo a la palabra de un alumno contra la del otro y jamás era así, los adolescentes son complicados y se dejan influenciar muy fácilmente. Pero Yuri Plisetsky no era así.

El solo era mucho más irritable que sus compañeros, y ellos simplemente se aprovechaban de eso cuando estaban demasiado aburridos. Si, se había peleado muchas veces a lo largo de su vida escolar con muchos de sus compañeros de escuela, pero nunca fue demasiado estúpido para hacerlo dentro de los limites del edificio a excepción de una vez...una única maldita vez, ese mismo año.

 Fue suspendido por tres días, tuvo que soportar la mirada de decepción de su abuelo sobre el en la oficina del director durante dos interminables horas. Yuri tenia el labio inferior roto y su ceja derecha sangraba, no era nada grave según su perspectiva, su compañero quedo mucho peor; tuvieron que llevarlo al hospital de inmediato con el tabique roto y un diente menos.

-Me vas a decir que demonios estabas pensando?- El abuelo Nikolai azoto la puerta de la casa cuando entraron, Yuri se sentó de inmediato en el sofá, esperando el sermón de su vida.

-Abuelo yo...-

-Yuratchka me decepcionas y no solo a mi, también a tu madre...

-Fue por eso que lo hice, esta bien!!!???-grito Yuri mirando el suelo, y enseguida levanto la vista buscando los ojos de su abuelo, se había asustado del tono de voz que uso con el anciano. Lejos de enojarse se sentó a su lado, dispuesto a escuchar lo que su nieto tenia que decir-...ya estaba harto que hablaran así de ella...-

-Qué fue esta vez?-pregunto el anciano con dulzura.

-Ellos...ellos dijeron que mama...-Apretó sus puños con furia sobre sus rodillas-...ellos estaban insinuando que ella era...-No pudo seguir, no podía repetir esas palabras frente a su abuelo.

Polaroid [Victuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora