Afilado y listo

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Me desperté como cualquier día por los rayos de sol que entraban por la ventana, sacudí mi cabeza y me estiré un poco sacudiéndome entre las sábanas. Me puse mis ropajes del día a día y me senté enfrente del espejo cuando de repente llamaron a la puerta.

-Si?

-Soy yo, Aldith. ¿Me dejáis pasar?

Aldith era mi doncella, además de una de las personas en las que más podía confiar.

-Claro pasad, la puerta se encuentra abierta. -dije mientras cepillaba mi pelo.

Aldith entró y se acercó a mi.

-Señora, os dije que para estas cosas me llamarais a mí.

-Es que no os quiero dar trabajo, porque perfectamente puedo cepillarme yo sola.

-Pero vuestro padre me contrató para que os tratara como una reina, así que dejadme.-Agarró el cepillo con una sonrisa burlona.

-¡Esta bien!-dije sonriendo.

Aldith me cepilló durante un rato y luego me hizo un recogido simple. Le dí un abrazo y me fui al recinto de entrenamiento a practicar con el arco. Cogí el arco y las flechas y me dispuse a disparar. Después de unos cuantos tiros apareció mi padre, el señor de Cerwyn, con cara de preocupación.

-Hija, poneos guapa, hoy tendremos visita.

-¿Vendrán los Stark?- dije entusiasmada, ya que nuestra casa era vasalla de los Stark y toda mi infancia o casi toda la viví con ellos, todavía me acordaba de Jon, de Jon nieve, el bastardo de Eddard Stark.

-Lamento comunicaros... de que no va a poder ser...-dijo mirándome con tristeza en sus ojos.

-¿Y eso? ¿Que ha pasado?- dije preocupada al notar su voz entristecida.

-Ya os contaré en la comida de hoy-dijo yendo se rápido.

Me dejó tan preocupada que rápidamente fui a mi habitación me asee un poco y me puse mi vestido rojo de gala y bajé al comedor. Cuando llegué estaba toda mi familia de gala, criados y soldados puestos de tal manera que cualquiera diría que están esperando un retrato. Mi padre se percató de mi llegada y me puso al lado de mis primos. Después de un largo silencio, mi padre se puso delante nuestra.

-Querida familia os tengo que contar algo, algo realmente preocupante para nosotros y sobre todo para el norte. Los Stark han muerto en la boda roja por los Lannister a manos de los Frey y de los Bolton, Arya Stark y Sansa están desaparecidas y Jon Nieve es un bastardo además de estar en la guardia de la noche.

Todos de repente empezaron a hablar y a lamentarse y sobre todo que pasará con nuestra casa la cual era vasalla de los Stark. Yo me quedé sin respiración al oír aquello. No podría creer la traición de los Frey y de los Bolton hacia el joven lobo Robb Stark, además ¿Qué iba a hacer ahora el Norte? ¿Quién lo iba a gobernar? Me estaba agobiando...  De repente dejé mis pensamientos a un lado al escuchar un golpe fuerte y seco sobre la mesa.

-¡Familia! ¡Callaos ya!-dijo mi padre gritando. ¡Mantened la compostura por favor!

-Pero padre... ¿Entonces que hacemos todos vestidos de gala? ¿A quién esperamos?-Dijo mi hermana.

-¡Ahora os iba a explicar! ¡Pero así es imposible! -dijo alterado.

Inmediatamente se hizo el silencio en todo el comedor. Mi padre siempre ha sido un hombre tranquilo, solo lo hemos visto alterado y gritando dos veces contando con esta. La primera fué cuando unos soldados de los Bolton violaron y mataron a mi hermana pequeña.

Sólo somos salvajes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora