La noche finalmente nos alcanzó cuando cruzábamos un bosque, por lo que Ramsay dio la orden de montar el campamento ahí antes de que nos absorbiera completamente la oscuridad.
-¡Montad el campamento!-dijo gritando el bastardo.
Los hombres rápidamente obedecieron sin rechistar y lo montaron en cuestión de segundos. Ramsay se bajó del caballo y me ofreció ayuda para bajar. Yo no le miré y baje por el lado contrario.
-Bueno, como queráis mi señora, solo quería ofreceros mi ayuda.-dijo sonriéndome.
Me alejé de él lo más que pude y me quede sola observando el panorama.
Todos los soldados decían barbaridades mientras bebían y comían como animales, y yo solamente los observaba callada. Pasó el tiempo, y decidí levantarme e ir a caminar por fuera del campamento.
-¡Hey! ¡Preciosa!-dijo una voz que no reconocía.
Mire asustada a todos lados y salí corriendo, al estar tan oscuro no veía por donde pisaba por lo que me tropecé.
-¡Pero no corráis damisela!-dijo riéndose.
-¿Qu-quien sois?-dije nerviosa.
De repente vi como de entre las sombras aparecieron dos hombres, que empezaron a acercarse cada vez más y más, a tocarme y a susurrarme.
-Sois una dama muy bella.-me dijo susurrándome al oído mientras me desataba el vestido.
Veía sus intenciones, así que le propiné una guantada en la cara.
-¡Imbécil! ¡Zorra! ¡Lo lamentaréis!-dijo alterado y gritando.
Podía oler su aliento de borracho desde aquí.
-¡VOS! Agarradla.-Dijo gritando.- Y vos vais a gozar como una zorra.
Intenté quitármelos de encima dando patadas y sacudiéndome, pero era inevitable, ellos eran mucho más fuertes que yo. El hombre se puso encima mía y cuando pensaba que me iba a violar, de repente, escuché un silbido, y este se bajo de encima mía y el otro me paró de agarrar.
-¿Es que esta es vuestra forma de tratar a una dama?-dijo una voz que reconocía.- ¡Idiotas! ¡Iros antes de que llame a mis perros y se coman vuestros huevos!
-L-lo siento mi señor-dijeron los hombres a la vez.
-Largaros, ¡Ya!
Los hombres se fueron corriendo tan rápido que se tropezaron como unas cuatro veces cada uno, ya que iban borrachos.
-¡Patanes!-dijo gritando.
El bastardo me miró, y yo estaba tirada en el suelo, con el vestido medio desabrochado, me ofreció la mano para levantarme, la acepté y me subió, y me sonrió.
-Os dije que dormir en los bosques no era digno de una damisela, y lo lamento por no tener un sitio mejor, pero, no os vayáis encima sola por ahí. La próxima vez dejaré que os violen, y miraré.-dijo sonriéndome.-Dormiréis en mi tienda, hasta que lleguemos a Fuerte Terror.
Le miré seria.
-Bueno, si preferís dormir donde los perros junto a Theon... Solamente decidme lo.-dijo sonriéndome.
-¿Tenéis a Theon? ¿Theon Greyjoy?-dije sorprendida.
-Bueno, ya no es Theon Greyjoy, ahora es Hediondo.-dijo riéndose.
Me quedé extrañada.
-No os preocupéis mi señora, algún día os lo enseñaré.-dijo sonriendo.-Bueno, es muy tarde y una damisela como vos necesitará descansar un mínimo, seguidme.
Me daba coraje cada vez que me decía damisela, no soy ninguna damisela, y el lo sabía, ¿Por qué seguía llamándome eso? ¿Para molestarme? ¿Para reírse de mi? ¿Y qué es lo que había hecho con Theon Greyjoy? Gracias a él esos hombres no me han hecho daño... ¿Pero por qué él me había salvado? ¿De verdad le preocupaba lo que me pasase?... Tantas preguntas se me venían a la cabeza... Pero sin decir nada le seguí hasta su tienda.
-Ahí podréis descansar.-dijo señalándome unas cuantas mantas de pelo que había en un rincón de la tienda.-Sé que no es como vuestra cama del castillo Cerwyn, pero... Os prometo que en Fuerte Terror tendréis una cama digna de vos.-dijo quitándose la camiseta y metiéndose en su cama.
-Buenas noches Lord Bolton...-dije con voz nerviosa.
-Buenas noches mi señora.
Cerré los ojos y me dormí con dificultad, pero por lo menos pude descansar algo.
Se hizo de día y abrí los ojos, miré la cama de Ramsay pero el no estaba. Así que salí fuera, y vi como todo el campamento estaba casi recogido.
-¡Buenos días mi señora!-dijo el bastardo acercando se.-¿Como os encontráis?
-Bien.-dije cortante.
-¡Me alegro!-dijo sonriéndome.
Se montó en su caballo y se fue, y casi todos sus soldados le siguieron detrás, menos los que estaban recogiendo lo que quedaba del campamento.
¿Es que me iba a dejar allí sola?-Señora, aquí tenéis vuestro caballo.-dijo un soldado del bastardo.
-Gracias...-dije mirando el caballo.
El soldado me ayudó a subir y me puse en marcha, tardé poco en alcanzar a los hombres. ¿Y este cambio tan repentino del bastardo?
Pasó el tiempo, y ya llevaba muchas y muchas horas cabalgando sola, y sin abrir la boca.
-Veo que sabéis cabalgar.-dijo una voz conocida.
Y sí, era el bastardo.
-Sí, se.
-Hombre, viniendo vos de una familia tan importante... ¡Que tonto fui al pensar que tal vez no!-dijo con un tono irónico.
Por lo menos mi familia no traiciona al Norte. Fui inteligente al pensarlo y no decirlo, quien sabe qué me podría haber hecho o como se lo podría haber tomado...
-Sé que mi familia no tiene un papel tan importante como la vuestra Lord Bolton... Pero sí, nos enseñan a montar... Ah! Y a más cosas.-dije con rabia.
-Me gustáis mas cuando habláis, tenéis un buen sentido del humor.-dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
Pero... Que imbécil. ¿Sentido del humor? ¿Acaso lo que dije le pareció un chiste?
-Ah, y hablad más, de verdad. Además de que os vendrá bien para vos, vais a estar mucho, mucho tiempo viendo mi cara. Y os recomiendo que siempre me hagáis mantener esta.-dijo sonriéndome.
¿Me acababa de amenazar? Me acababa de decir, con otras palabras, que no le cabree, porque... ¿Me podría hacer algo...? Mentiría si dijera que no me había inquietado y puesto nerviosa lo que dijo...
ESTÁS LEYENDO
Sólo somos salvajes.
FanfictionRamsay Nieve ,el bastardo de Roose Bolton,el bastardo de Fuerte Terror, es el bastardo más temido en los siete reinos por su crueldad, su astucia y su sangre fría. Conocido por sus crímenes y fechorías... Por manipular y jugar con la gente... Por se...