Pesadillas y realidades

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**'' Estaba corriendo todo lo que podía, pero había muchos arbustos y piedras, además todo estaba bastante húmedo, por lo que me tropezaba cada dos pasos que daba. Estaba segura de que no iba a salir viva, estaba segura de que pronto me alcanzaría y haría conmigo dios sabe qué...

-¡__________! ¡Es inútil que te escondas!

Los perros ladraban cada vez más cerca.

-¡_________!

De repente me pasó una flecha cerca del brazo, pero tan cerca de mi piel que me hizo un ligero corte, y los perros de mientras seguían ladrando y ladrando.

Después de eso, cuando creía que no lo podía estar pasando peor, me caí en un pequeño arroyo o algo así por el que pasaba agua, pero arrastrándome intenté seguir escapando.

Finalmente los perros lograron alcanzarme, y estaban al lado mía ladrando me y deseando probar mi carne.

Oí un silbido, y los perros se calmaron, era él, el bastardo. Se acercó a mí y me acarició suavemente la mejilla con su mano.

-Las personas que no saben como comportarse merecen un castigo... ¿No creéis?''**

Me desperté en mis aposentos de Fuerte Terror gritando y empapada de sudor. De repente apareció la doncella.

-¿Os sucede algo mi señora?

-No, no... tranquila...-dije con dificultad.

-Pronto estará el desayuno.

-Esta bien, me vestiré y bajaré de inmediato.

La doncella dejó la habitación y me puse mis ropajes, y cuando ya estaba lista bajé al comedor.

-Estáis muy hermosa hoy.-dijo el bastardo besándome la mano.

-Y vos muy apuesto como siempre.-dije con rabia.

Ramsay me sonrió e hizo que le siguiera al comedor. Allí apartó una silla para que me sentara y luego se sentó el enfrente.

Empezamos todos a comer.

-Hoy he pedido que prepararan el recinto de entrenamiento con arco para vos.-dijo el bastardo interrumpiendo.-

Me quedé en silencio.

-¿Es que no vais a decir nada?-dijo el basta inexpresivo.

-Eh... Gr-gracias mi señor.-dije casi tirubeando

El bastardo me miró y me dedicó una de sus tan famosas sonrisas torcidas.

Terminamos de comer e inmediatamente el bastardo me cogió del brazo bruscamente, haciendo que le siguiera hasta el patio trasero, donde estaba el recinto de tiro con arco.

-Demuestrame de que eres capaz.-dijo sonriendome.

Me puso varias pruebas las cuales supere a la primera.

-¡Asombroso!-dijo con cierto tono de burla.

Yo le mire con rabia.

¡Vamos con la penúltima prueba!-dijo inexpresivo.

Ramsay silbó y de pronto vi como una figura, a mi parecer de hombre, se iba acercando hacia nosotros, hasta que pude ver quien era, Theon... Theon Greyjoy.

Pude ver lo demacrado, sucio y débil que estaba. ¿Qué es lo que había hecho Ramsay con él para que este estuviera tan... así?

Este se seguía acercando hacia nosotros.

-Buen chico Hediondo.-dijo el bastardo acariciando la cabeza de Theon.

¿Hediondo?

-Acariciadlo vos también, es muy bueno no muerde.-dijo Ramsay riendose.

Theon se acercó a mí como un perro buscando una caricia. No se por qué, pero al final le acaricié la cabeza y pude notar como Ramsay nos miraba con cierto... ¿placer?

Ramsay se sacó de un bolsillo una manzana y se la dió a Theon, este se alejó y se puso la manzana sobre la cabeza. Yo asustada ya me olía las intenciones de Ramsay.

-Vamos, ¡Dispara!- me dijo el bastardo gritando.

Yo nunca había disparado a algo cerca de algún humano, es decir, nunca he tenido la posibilidad de herir a uno con un fallo mío... estaba asustada.

Ramsay me observaba como un niño observa a una piruleta.

Yo temblando me dispuse a disparar.
Hasta que finalmente lo hice y gracias a los dioses no fallé y no dañé a Theon.

-Muy bien mi señora.-dijo Ramsay con su sonrisa torcida, más torcida que nunca.

Este silbó y apareció una muchacha con la cabeza agachada la cual se alejó.

-¡Disparad ya!-dijo el bastardo entusiasmado.

-¿Y el objetivo?-dije confusa.

-Mi señora... ella es el objetivo...-dijo sonriendo.

-¿Cómo? ¡Me niego!-dije asustada.

-Disparad ya, ¡Es una orden!-Dijo enfrentándose a mi.

-Lord Bolton vos no me dais órdenes.-dije con rabia.

-Habéis elevado la voz demasiado, las personas que no saben comportarse merecen un castigo... ¿No creéis?-dijo mirándome a los ojos inexpresivo.

Sus ojos azules y fríos me helaban el alma y me erizaban la piel.

-No me dais miedo Lord Bolton. -Dije encarandome mas y poniendo nuestras caras a centímetros.

Este me miró perplejo, parecía que se quería acercar más y más a mí. Yo me perdí en sus hermosos ojos azules hasta que escuché el ruido de una flecha y el grito de la mujer.

Este le había disparado y cuando me giré la mujer ya estaba en el suelo completamente muerta, le había dado en toda la frente.

Me giré con rabia a Ramsay, este portaba su famosa sonrisa torcida.

Sólo somos salvajes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora