Salvaje

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No podía dejar de pensar en lo que había convertido Ramsay a Theon...

Ni en como pudo disparar a esa mujer a sangre fría y sin ningún motivo...

Pero a las vez tampoco podía dejar de pensar en como sus ojos claros y fríos se incrustaron en mi alma... y me odiaba por ello...

Hoy el bastardo había salido con su padre y se había llevado a Theon, gracias a dios iba a pasar un día sin la compañía del odioso bastardo.

De pronto unos golpes en la puerta de mi habitación me sacaron de mis pensamientos.

-Mi señora.-dijo la doncella entrando en la habitación.

Le mire como preguntando que quería.

-Le traigo su desayuno, y las cosas para el baño de luego.

No dije nada y me giré, a mirar por la ventana la nieve que caía.

La doncella dejó las cosas encima de la cama y se acercó a mí.

-Sé que estáis asustada...

Seguí sin decir nada.

-Y...-dijo la doncella con miedo.

-Y?-dije sin darle importancia.

-Al principio me preguntásteis como era Ramsay y yo... yo os mentí.

-Ya se que me mentisteis, se como es, se que es cruel.-dije inexpresiva.

- No. No os hacéis ni una idea de cómo es... No es sólo cruel... Es... es... ¡Un monstruo! ¡Un salvaje!- dijo la doncella mientras se le aceleraba la respiración.

Me giré a ella y la mire asombrada ya que parecía que le estaba dando un ataque de nervios y le abracé.

-Gracias por tu sinceridad, no diré nada...

-Sé que no diréis nada... Sois una buena chica y por eso tenéis que iros.

-¿Cómo?-Dije sin esperanza.

-Esta noche iros a la puerta de la torre más grande, alli os esperaré.

Se me iluminaron los ojos al escuchar eso. Por fin me iba a librar de aquella tortura.

-Ahora comed mi señora.

-Esta bien. -Empecé a comer.

Terminé de desayunar y me dí el baño. Estaba ansiosa porque llegará la noche, así que el día se me hizo eterno.

Antes de caer la noche pude ver como volvían los estandartes de los Bolton de nuevo a Fuerte Terror.

Y pude ver como Ramsay y Roose Bolton bajaban de sus caballos y se adentraban en el castillo.

Era la hora de la cena así que me llamaron para que bajara a cenar.

Estaba de nuevo sentada al lado del bastardo.

Este me miraba más sonriente que nunca.

De repente Roose se levantó alzando su copa de vino y se dispuso a hablar.

-Hoy, tenemos que brindar por mi hijo. Por sus logros y grandes hazañas ha conseguido pasar de tener el apellido Nieve, a tener el apellido de la casa Bolton como mis antepasados, por lo cual se ha convertido en mi primogénito.

-¡Brindemos! ¡Brindemos!-Dijo Ramsay sonriendo.

Todos brindamos.

¡¿¡¿Ramsay Bolton?!?!

¿¡¿Ya no era bastardo?!? ¿¡¿Bolton?!?

Ahora el bastardo tenía más poder que nunca...

Aunque eso ya no me preocupaba en exceso, ya que está noche por fin iba a salir de allí.

Cayó la noche, todo Fuerte Terror dormía, menos algún que otro guardia de la puerta.

Era mi oportunidad. Me levanté de la cama y cogí una antorcha, rápidamente me fuí hacia la torre que me había indicado con anterioridad la doncella.

Cuando llegué estaba todo oscuro, así que puse la antorcha.

Espere y espere y nadie llegaba.

Hasta que por fin la doncella vino.

-Corred mi señora, seguidme.

Empezamos a correr a una salida trasera, cuando de pronto escuché un gemido de dolor.

Me giré y vi a la doncella en el suelo y como salía sangre de una flecha clavada en su brazo.

Miré a todos lados hasta que me percaté de una sombra. Pude ver que era Ramsay.

-¿Dónde ibais tan rápido mi señora?-dijo mientras se acercaba a mi.

Me dedico una de sus sonrisas mientras veía que yo no podía ni mantenerme en pie.

Se iba acercando y mi respiración se iba acelerando cada paso que daba.

Silbó y apareció Theon, este se me acercó e hizo que le acompañará a mi habitación.

Mientras Theon me llevaba pude ver como Ramsay cogía a la doncella de mala manera y se la llevaba a una especie de sótano.

No me quería ni imaginar que clase de tortura le iba a hacer pasar a aquella muchacha... Por mi culpa...

Theon se fue y me dejó cerrada en mi habitación por horas, no podía pensar en otra cosa que en como Ramsay iba a torturar a esa doncella.

De repente se abrió bruscamente la puerta de mi habitación, y era el, Ramsay.

-¿Os pensabais que ibais a escapar?-Dijo Ramsay sonriendo.

No dije nada, ni siquiera le miré.

-¿Sabéis la de cosas que os podría hacer ahora mismo y no tenéis ni la consideración por vos de decir algo?

Seguí sin decir nada.

-Sois tan estúpida... ¿¡¿Enserio?!?

Me levanté cabreada y me puse en frente de él.

-Pegadme, torturadme, matadme... será mejor que estar con un salvaje como vos.

Ramsay se quedó en silencio.

Me quedé mirándolo y me perdí en sus ojos claros, más fríos que nunca

Este me acercó a el, y me empezó a besar. Estaba besándo me y agarrándo me tanta pasión que nos fundimos en uno.

No entendía como después de todo... lo deseaba...

Sólo somos salvajes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora