Celos

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Me miraba con sus ojos claros y me sonreía perversamente.

Me besó y yo le seguí el beso mientras nos quitábamos la poca ropa que nos quedaba. Me tumbó en la cama y se puso encima de mí, mientras me besaba el cuello y yo le agarraba de su cabello. Se introdujo en mi de una embestida, y empezó a aumentar el ritmo. Me levantó los brazos y entrelazó sus dedos con los míos. Nos besamos y empezamos a gemir los dos, y así hasta que no pudimos más.

Nos tumbamos los dos, cada uno en un lado de la espaciosa cama, era tarde por lo que nos dormimos.

**
-¡________!
-...
-Sois un monstruo y una salvaje como yo.
-¡Os odio!
-No, os odiais a vos misma por amarme.
-¡No!
-Claro que me amais, y eso os consume.

**
Me desperté de madrugada con sudores fríos por todo el cuerpo, miré por la habitación al no encontrar a Ramsay en la cama. Él estaba despierto, bebiendo una copa de vino mientras veía desde la ventana cómo caía la nieve.

Salí de la habitación intentando no hacer ruido, aunque vi como Ramsay se percató de mi salida, aunque no le dió mucha importancia.

Iba semidesnuda, solamente cubriendome por una camisa del bastardo, rezando por no encontrarme con nadie, pero no tuve esa suerte.

-... -Myranda me miraba sorprendida, aunque rapidamente cambió la expresión de sorpresa de su rostro a una expresión de furia y rabia.

-Emmmm...-me puse nerviosa.

-¿De donde venís?-Dijo Myranda furiosa.

-¿Yo? Ummmm... Vengo de mi habitación.

-¿Desnuda y con esos ropajes de hombre?-dijo cortante.

No dije nada.

Myranda se fue corriendo hacia la habitación de Ramsay, me entró curiosidad por lo que fui a espiar un poco.

Me asomé por la pequeña ranura que había ya que dejaron la puerta entreabierta.

-¿Estais follando con esa zorra?

-Myranda.-dijo Ramsay inexpresivo.

-No, no, no intentes convencerme de lo contrario. Porque la he visto salir desnuda de tu habitación, con tu camisa... -dijo Myranda con lágrimas en los ojos.

-Myranda...

-Ramsay creí que me amábais, creí que era importante para vos... yo... os amo...

Ramsay se quedó inexpresivo mirandola.

-¿Qué tiene ella que no tenga yo? ¿Es que ya no soy lo suficiente mente guapa? ¿Es que ya os he aburrido?

-Myranda, cállate.-dijo inexpresivo.

Myranda se calló inmediatamente, y con lágrimas en los ojos se acercó a Ramsay y lo empezó a besar y este le siguió el beso, y sentí como una pequeña puñalada en el corazón, pero seguí mirando.

De repente Ramsay la echó para atrás.

-¡Ramsay os odio!-dijo Myranda para luego irse corriendo.

La vi salir por la puerta enfurecida, pero ella no me vio a mi por los pelos, ya que conseguí esconderme.

Pasó un rato y me armé de valor para entrar.

Vi a Ramsay sentado en la cama mientras miraba a la nada.

-Lo he visto todo... ¿No creeis que deberíais explicarmelo?

-...-Ramsay no dijo nada.

-¿Ramsay?

Ramsay se levantó sin decir nada y se fué.

Me quedé extrañada, y me giré para intentar seguirle, pero ya era demasiado tarde, había desaparecido.

De repente algo me agarró de la cabeza y me estampó la cara contra el suelo.

Lo vi todo borroso y noté como sangre brotaba de mi labio inferior y de mi nariz.

Me tumbe en el suelo bocaarriba, viendo todavía borroso y estando un poco mareada, vi como una sombra se acercaba y me agarraba del cuello para elevar mi rostro.

Esa sombra se acercaba más y más hasta que porfin se me calmó la visión y vi que era Myranda.

-¡Ramera asquerosa!-me gritaba myranda cerca de la cara.

Yo no podía decir nada, me encontraba demasiado mareada por el golpe anterior.

-Nunca nadie me había quitado de lo4s brazos de Ramsay, eramos uno. ¡ZORRA!-decía mientras me pegaba guantadas en la cara.

Pude ver como cogío una daga y me la introdujo en el costado. Grite de dolor.

Me sacó la daga, y empezó a brotar sangre rapidamente de la herida.

Intentaba taparmela apretando con las manos, porque o si no perdería mucha sangre.

Me acercó la daga al cuello.

-Ni siquiera vas a decir ultimas palabras fulana. Yo soy más guapa que tu y Ramsay es...

De repente noté como lentamente cambió la expresión de su rostro y vi como una espada le atravesaba el estómago.

Esta caía al suelo, y vi quién estaba detrás, era Ramsay el que la había atravesado.

Este se acercó a ella mientras esta estaba muriendo.

-Mi dulce Myranda...-dijo Ramsay mientras le acariciaba la mejilla y esta cerraba los ojos.

Ramsay se acercó a mi y me cargó en brazos, me llevó a una curandera y esperó a que me curaran.

-Dejadme hablar con ella a solas.-Escuché como Ramsay decía esto a la curandera.

-No puede, ha perdido mucha sangre y el golpe ha sido muy fuerte, necesita descansar inmediatamente.

-Dejadme hablar con ella u os desollaré viva.

De repente Ramsay entró en la habitación.

-¿Cómo os encontráis? Habéis perdido mucha sangre....-dijo Ramsay con cierto tono de preocupación.

-No os preocupéis, estoy bien.-dije inexpresiva.

Ramsay se sentó a los pies de la cama y me miró por un segundo, en silencio.

-Debéis iros.

Me quedé sorprendida.

-¿Por qué?

Por una parte deseaba irme, salir de aquel infierno y alejarme de aquella locura, de este hombre que me volvía loca y me frustraba, pero por otra... no quería dejar aquel lugar lleno de tanta pasión, de tanta lujuria, no quería alejarme... de él.

-¿No os dais cuenta del control que tenéis sobre mi?-dijo con voz alterada y subiendo el volumen- ¡Me debilitáis! ¡Al segundo día de vos estar aquí deberíais de haber muerto, para meter miedo a vuestra casa! ¡Esos eran los planes! ¡Debería haberos matado cuando intentásteis huir! ¡Deberíais de haber muerto cuando entrasteis en mi cuarto de tortura! ¡No os debería de haber enseñado mi pasa tiempo favorito! ¡No debería de haber follado varias veces con vos! ¡No debería de haberme hecho débil por vos! ¡Joder! ¡Hasta he matado al amor de toda mi vida por vos!

-¡Y yo no debería de haberme enamorado de vos!-dije interrumpiendole alterada.

Ramsay se me quedó mirando con sus ojos fríos bien abiertos, inexpresivo.


Sólo somos salvajes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora