Aún lo espero

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Los pies de ambos se movían en sintonía, con tanta calma pero a la vez precisión. Era como si aquellos pasos los hubieran estudiado día con día, hasta que esa noche llegara.
Sentía el calor de esos brazos desprendiéndose de nuevo, llegando a mezclarse con su propia temperatura.

Le escuchaba tararear la letra de la canción, siendo lo único que podría hacer ante su horrible forma de cantar. Sonrió ante tal idea, sintiendo que esos pequeños ojos se concentraban en el mínimo movimiento de sus labios.

Podía sentir que le presionaba con más fuerza; una fuerza gratificante.

Podría morir en ese instante, siendo fundido junto a aquel por el simple calor de las velas.

***

Tan pronto como le fue posible, Franco había salido con prisa del departamento, escapando. Yuu ya se lo esperaba, pues no dejaba de mover sus pies inquietos como si algo le apurara. No era que tuviera algo qué hacer, era que Franco era un maldito muy inteligente. No tuvo más remedio que quedarse él con Kouyou, quien ahora comía de un bote de helado de nuez sentado en el mullido sofá de la sala.

Era la "cita" de Franco y Kouyou, pero extrañamente a Franco le surgió un inconveniente. Desconocía si Takashima también lo tenía arreglado, pero era lo de menos. No podía correrlo sin que se sintiera ofendido y enojado.

Tomó asiento a su lado, comprobando que ya casi llevaba la mitad del bote y ni una hora había pasado en su casa ya. La cuchara con la que comía estaba manchada de ese postre más de lo que debería.

—Si manchas algo, lo limpias tú —Le advirtió con prontitud, captando el leve asentimiento de la cabeza del castaño. Sus cabellos estaban más largos, se preguntaba cuándo los cortaría.

— ¿No tienen servicio?

—No gano tanto.

Se ganó una risa de su parte y un nuevo asentimiento. Frunció su ceño desconociendo si afirmaba que ganaba poco o tan sólo como para decir que entendía. Suspiró, realmente no sabía qué hacer con a aquel en su casa. Tan sólo le había entretenido encendiendo la televisión, en un canal donde pasaban una película que al parecer ya conocía Kouyou y él no. Y se notaba le gustaba, pues sus ojos ni siquiera fueron desviados hacia él en ningún momento.

El menor terminó dejando el bote de helado sobre la mesa de centro, caminando sin preocupaciones hacia la cocina ajena.

— ¿A dónde vas? —cuestionó, girándose para poder verle, aún sentado en el sillón.

—Por agua.

No iba a demorar en preguntarle quién le ofreció, pero al momento recordó que Franco le había dicho podía tomar lo que quisiera, mientras no fuera sólo de él. Pensaba que las intenciones de Franco eran las mejores; dejarles juntos para convivir un poco más. Entendía su preocupación por ayudarles a llevar las cosas mejor. Lo que Franco no sabía, era que ninguno de los dos estaba en sintonía. Yuu sólo quería llevarse bien con él, y tal vez en un tiempo ser amigos. Kouyou no quería entrar en la friendzone de ninguna manera.

Se mantuvo viendo el plasma con total pereza, a diferencia del interés contrario. Takashima ya volvía con dos vasos en sus manos llenos hasta el tope de agua, cuidando no derramar ni una milésima parte de una gota de ese líquido. El corazón del castaño se paralizó al quedarse por completo a oscuras. Tuvo que detenerse al no saber ni por dónde pasar pues no conocía tan bien esa casa. El sonido de los aparatos electrónicos apagarse con lentitud, y otros de repente, habían dado paso a un silencio falso. Falso, porque el segundero del reloj de pared no se detuvo, pero él era poco importante.

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