Hospital

13 1 0
                                    

En algún momento de mi desesperanza me derrumbo de nuevo, deslizándome por la pared, uno mis rodillas a mi pecho y hago respiraciones profundas. No puede ser nada grave, me repito para tratar de convencerme de que es así.

Han pasado solo 5 minutos desde que hice la llamada y una vez calmada, me levanto y camino hacia la cocina que es donde está el teléfono, lo descuelgo y marco el número para pedir un taxi. Espero aunque impaciente en la puerta a que llegue. Luego de diez minutos de viaje llego al hospital y lo más rápido que puedo me precipito al mostrador de recepción.

–     Busco a Emma Sabagni – espero a que lo busque mientras escucho el sonido de mi pie al hacer contacto con el suelo cada vez que lo levanto y estrello contra este.

–     Habitación 785 piso 2– estoy a punto de salir corriendo en esa dirección cuando ella vuelve a hablar–, suerte.

Sonrió sin ganas a esa pequeño aliento y  continúo mi camino. Subo por las escaleras ya que creo que es el medio más rápido que se puede tomar– tú eliges la velocidad y rapidez con que quieres llegar– abro la puerta de emergencia, la cual me conduce a un largo pasillo blanco abandonado, me atemorizo por primera vez en la noche y lejos de caminar rápido como tenía planeado, voy más lento mirando detenidamente cada una de las puertas y los pequeños números que te indican que habitación es. Llego a la puerta que estuve buscando, respiro profundo sin dejar salir el aire de nuevo, lo aprisiono en mis pulmones sin tener ningún tipo de pensamiento acerca de sacarlo. Me seco las manos ya que noto que están sudadas. Me muerdo el labio inferior y sin pensarlo más me adentro en la sala.

Por mi mente hacia un momento pasaban imágenes de cómo sería estar ahí dentro, como si tratara de mantenerme tranquila mi mente me decía: ‘todo está bien’. Sin embargo todo aquello no me preparo lo suficiente para lo que era en realidad y fuera de sentirme a salvo, me sentía perdida en un espacio de 4m2.

 Mire a mi madre a lo lejos en esa cama pequeña, no podía moverme. No podía creer lo que estaba pasando, baje la mirada y volví a ver a mi madre, tenia cables por todas partes y de fondo se escuchaba el pitido desesperante del tensiómetro. Me empezó a doler la mano derecha fue cuando me di cuenta que estaba apretando la manija de la puerta muy fuerte así que la solté y me aparte un poco de ese lugar dejando atrás mi seguridad, mire mas alrededor de la sala y vi a mi hermana sentada en un sillón mientras Juan sostenía su mano y le pedía en susurros que se tranquilizara, frente a mí estaba mi hermano recargado en la pared luciendo también muy mal, mi padre a un lado de mi madre acariciaba su corto cabello mientras la miraba con amor. Me acerco torpemente a la camilla, ella esta sedada me dice mi padre con un movimiento de labios suave. Suelto por fin el aire que llevo reteniendo desde hace tiempo, agacho mi cabeza y le doy un pequeño beso en la frente a mi madre. Me alejo y me deslizo por la pared y me parece que eh hecho eso muy seguido ese día. Golpeo mi cabeza contra la pared y noto que eso hace que sea menos doloroso estar ahí  así que lo repito una y otra vez, siento las lagrimas caer por mi rostro humedeciendo mis mejillas con su rodar. No pienso parar, cada vez siento menos dolor en la parte trasera de mi cabeza, me detengo un momento a ver a mi madre y siento un enorme nudo en la garganta, en mi vista entra mi hermano que se acerca apresurado a mí, no comprendo por qué habría de hacerlo así que lo miro interrogante, con la vista nublada y un dolor intenso en la cabeza. Lo último que recuerdo es un susurro donde digo lo mucho que amaba a mi madre luego todo se vuelve borroso y cerrado.  

Abro los ojos y una luz blanca me pega directo a ellos y siento que me quema. Noto en mi muñeca un dolor punzante y la levanto para mirarla, no me espero lo que veo, así que acerco mi mano a mi cara y tallándome los ojos con la mano izquierda rectifico que lo que este viendo sea real. Levanto la mirada y me doy cuenta que no estoy ni en mi casa, ni con mi madre, así que de un sobresalto trato de arrancar la pequeña agujita que se agarra a mí como si ese fuera su único uso, lo que hace que sea doloroso y un grito salga de mi garganta, lo que solo consigue que la cabeza comience a darme vueltas y una enfermera entre apresurada a la sala. La miro de forma interrogante o lo que creo parece una mueca. Ella sonríe y me hace preguntarme, porque las enfermeras siempre apresen felices, les toca el peor trabajo que es ver morir a la gente y aun así siempre te dan ánimos.

Espero a que llegue a donde estoy recostada algo impaciente.

–         Hola– saluda ella, mira en la tabla que trae en su mano y agrega–, ¿Cómo te encuentras?

Me confunde su pregunta por lo que mi mente procesa un millón de respuestas sarcásticas, sin embargo decido usar la más decente.

–         Bien, supongo, podría decirme ¿qué hago aquí?

Ella sonríe como si fuera lo que estaba esperando que preguntara.

–         Hace unos días, exactamente 3 te desmayaste y entraste en un estado de coma, parece ser que golpeaste tu cabeza con mucha fuerza, además tu presión arterial era como la de un caballo en una carrera.

Me parece un poco gracioso lo que dice así que una pequeña sonrisa aparece en mi rostro. Es una persona muy amable o al menos eso parece, es una mujer regordeta de unos 53 años que te inspira una inmensa ternura. Me acuerdo el porqué de que este en el hospital y le pregunto sintiendo mis ojos casi salirse de sus orbitas.

–     Mi madre, ella ¿esta bien?

----------------------------------------------------------------------------------

A~ 

espero que les guste 

perdonen la demora :)

Poco convencional.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora