Adam

11 1 0
                                    

–     Tranquilízate – me dice ella al ver que dé un salto quiero salir corriendo donde pueda estar mi madre–. Ella está bien, ahora debes cuidar de ti. Así que, por favor recuéstate y en un momento tu familia estará contigo.

Respiro más tranquila y obedezco a la orden que ella me dio mientras miro como toma anotaciones en una pequeña libreta. Luego de un momento sale de la habitación dejándome sola.

Al poco rato veo que la manija comienza a moverse y me emociono al pensar que serán mis hermanos o mis padres, así que a pesar de estar un poco incomoda me acomodo en la camilla cuidando de no mover nada de aquellos cables que están conectados a mi muñeca y trato de lucir la mejor sonrisa que pueda tener.

Sin embargo al abrirse la puerta, aquella sonrisa que estaba en mi rostro se convierte en una mueca de incomodidad. Adam me observaba desde el marco de la puerta con arrepentimiento y alegría en sus ojos.

No me explicaba como después de tanto tiempo comenzaba a preocuparse por nuestra lejanía. Adam era mi mejor amigo del colegio hacia poco más de un año que no nos veíamos y él había cortado todo medio de comunicación, y yo lo había aceptado. En un principio fue lo más difícil que me pudo haber pasado ya que yo le quería mucho, así que durante el primer mes lo pase realmente mal, le escribí durante mucho sin recibir algún tipo de respuesta. En ese momento me volvieron todos los recuerdos vividos con él, aquellos de cuando íbamos a pasear al parque y comíamos helado hasta reventar, cuando veíamos películas en casa del otro y no nos atemorizaba hacer cualquier tontería para hacernos sonreír. En ese momento le repudie y estaba muy enfadada, lamentablemente a mi no me va la cosa de estar enojado con alguien así que mi rostro no reflejaba lo que sentía.

Le mire una vez mas solo para comprobar que estaba ahí y como si mi mirada fuera una invitación, se acerco hasta que quedo de pie al lado de la camilla, no tenia palabras, mi boca estaba seca, entonces decidí esperar a que el hablara y me explicara la situación.

–     Hola– saludo él, mi mirada adherida a la suya como la piel al musculo.

–     Siéntate– ofrecí.

–     ¿Cómo estás?- alce una ceja no pudiendo creer que en verdad quisiera saber mi estado en estos momentos.- comprendo, no hablaras hasta que te explique todo, o me equivoco– afirmo más que preguntar y sin poder evitarlo una pequeña sonrisa apareció en mi rostro.

–     Quisiera saberlo– le hice saber solo para confirmarle que me gustaría conocer la información.

–     ¿por dónde empiezo?- dijo mas para él, respiro hondo y su mirada cambio a una de rabia total–, ¿recuerdas al novio de mi madre? Bueno, resulto ser todo un cabrón, no lo sabía hasta que un día llegue a casa antes de lo normal, por lo tanto ya me imaginaba que él estaría con ella pero bueno planee todo en mi cabeza para no interrumpirlos por mucho tiempo, sin embargo cuando abrí la puerta de mi casa no había sonido alguno, me adentre hasta mi habitación, me cambie para ir a visitarte como lo habíamos acordado para ese día. Poco después escuche como la puerta se abría y unos gritos horribles, por el shock no pude moverme durante un minuto hasta que logre identificar la voz de mi madre, salí corriendo a la sala sin saber que esperar, logre llegar antes de que Federico la tocara, no corrí la misma suerte pero ella quedo a salvo, como pude lo derribe y lo golpee hasta dejarlo en la inconsciencia, me hervía la sangre solo de pensar que ese capullo pudo haber golpeado a la mujer que me trajo al mundo– para este momento el no había podido seguir sentado y daba vueltas por la habitación con las manos hechas puños y apretándolas tan fuerte como si con ello pudiera hacerle daño a aquel hombre desgraciado, respiro para tratar de tranquilizarse supongo y continuo–, no sabes lo mal que me sentí después, mi madre me había visto reaccionar como una bestia y temí por ello, no supe exactamente qué hacer después de eso, el estaba inconsciente en el suelo de la sala y mi madre se apoyaba a la pared como aferrándose a su vida, tuve miedo y como un cobarde hui. Cerré mis redes sociales, cambie de teléfono celular dejando en el olvido aquellos contactos de personas importantes, conseguí ayuda con un amigo lejano y me fui a vivir con él durante este tiempo, confieso que no pensaba volver pero recibí una noticia y me hizo querer volver a mi hogar, ver a mis antiguos amigos de nuevo y saber que había sido de las vidas de ellos.

Ahora mi mirada no podía albergar más que un sentimiento: empatía.

Abrí mis brazos para recibirlo esperando que el entendiera el mensaje, y ese momento no tardo en llegar, lo abrace descargando todas las pocas fuerzas que mis brazos tenían pero tratando de hacerle saber que le había extrañado durante todo ese tiempo. Al separarnos unas pocas lágrimas se habían corrido por mi rostro de la emoción que sentía de tenerlo cerca de mí de nuevo.

–     Bien, yo ya hable demasiado. ¿Qué me dices de ti?

Lo mire con un poco de nostalgia en los ojos.

–     Ya habrá tiempo para hablar de mí.

Le sonreí y con eso di ese punto por cerrado, el me conocía y sabia que ya llegaría la hora de hablar pero lo acababa de ver luego de tanto tiempo, así que ¿para qué agobiarlo con mis problemas tan rápido?

 ------------------------------------------------------------------------------

A~ 

espero que les guste :)

Poco convencional.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora