Capítulo 12

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*Narra Otabek.

Phichit ya se había ido hace mucho, yo trataba de buscarlo con la mirada y no estaba prestando nada de atención de la conversación que tenía Sala con su pareja.

-Otabek –me llamo mi amiga morena mientras movía su mano al frente de mi rostro– ¿estás bien?

-Si... –respondí tratando de no sonar preocupado– es solo que Phichit se fue hace mucho y aún no regresa.

-Tal vez anda por ahí tomándose fotos –dijo la pelirroja mientras sonreía– todos sabemos que él tiene una obsesión con eso. 

-Mila tiene razón –agrego Sala– lo más probable es que este en el jardín tomándose fotos ¿has visto el maravilloso jardín que tiene Viktor aquí?

-La verdad es que no, recién llegue el día de hoy y solo he visto parte desde el avión, el taxi y el auto cuando veníamos para acá.

-Entonces deberías ir al jardín, tal vez encuentres a Phichit ahí –dijo nuevamente Sala sin borrar su sonrisa. 

-Mejor espero un poco más entonces –respondí– la verdad no tengo ganas de tomarme fotos ahora y si salgo y el me ve lo más probable es que me obligue a sacarme un montón de fotos con él.

-Entonces... –Sala se alejó de su novia y se posicionó a mi lado– dime Otabek ¿ya tienes pareja? –pregunto mientras me aferraba con su mano para evitar que escapara.

-No –respondí sin tratar de escapar de su agarre– sabes que no estoy interesado en esas cosas.

-Aun esperas a tu destinada o destinado ¿no es cierto? 

-Si... pero cada vez se me hace más difícil seguir esperando –volví a responder mientras sentía como la chica soltaba su agarre de mi brazo– 

-¿Por qué? –volvió a preguntar ella, pero esta vez sentí algo de preocupación en su voz. 

-Porque dicen que debería casarme con la hija omega de unos socios de mis padres –volví a responder mientras se escapaba un suspiro de mis labios– yo me negué y todo termino en una horrible discusión... al final todo quedo en que tenía cuatro meses para encontrar una pareja y presentarla ante ellos y si no lo hacía anunciarían mi compromiso con esta chica y la boda se llevaría a cabo un mes después del anuncio. 

-Pero ellos no pueden hacer Ota –podía sentir la tristeza en la voz de mi amiga– 

-Si pueden hacerlo Sala y lo sabes... y lo peor de todo es que solo me queda este mes para encontrar pareja y aunque no se me note estoy desesperado, no me quiero casar con ella... ella es linda y todo, pero lo que le sobra en belleza le falta en inteligencia, ella solo está interesada en el dinero de mi familia. –concluí por decirle antes de mirarla–

-Ay, Ota –la morena me abrazo con fuerza, yo solo correspondí a su abrazo, podía sentir como su alfa me estaba matando con la mirada– 

-Bueno... –le dije mientras me separa de su agarre– iré a tomar un poco de aire.

-Está bien –Sala soltó un suspiro antes de volver al lado de su alfa quien la aprisiono de inmediato entre sus brazos– me llamas en caso de algo.

-Claro, –fue lo último que dije antes de caminar lejos de la pareja.

Camine por el centro de la pista, a lo lejos podía ver a mi amigo Yuuri con su pareja y un chico rubio de baja estatura, en el aire podía sentir una embriagadora esencia a limón y miel no le tome mayor importancia ya que me encontraba justo al lado de los bebestibles así que pensé que de ahí provenía esa exquisita combinación. 

Cuando llegue al jardín me quede maravillado con lo hermoso y grande que era, en el centro había un camino de rosas azules que llevaban hacia una hermosa pileta de color blanco, camine por el centro del camino mientras observaba la gran variedad de flores que había en el lugar, al llegar a la pileta me senté en esta, ahora me encontraba mirando fijamente el lugar donde yo había ingresado a este pequeño paraíso... pero jamás espere que ocurriera esto.

Ahí, al frente de mí, al comienzo del hermoso camino de rosas azules se encontraba el mismo chico rubio que estaba anteriormente con Viktor y Yuuri, estaba vestido con un hermoso traje blanco y zapatos cafés, se veía como un ángel, sus ojos eran dos hermosas esmeraldas que desprendían una intensa mirada de un soldado, su piel se veía tan blanca y suave que me moría por tocarla con mis manos, pero lo que más me tenía extasiado era ese embriagante olor de limón y miel. Él joven de cabellera dorada se encontraba de pie sin moverse del lugar donde estaba, yo me puse de pie y comencé a caminar hacia él sin despegar mi vista de esos ojos, su miraba me tenía hipnotizado, cuanto más me acercaba podía notar como su esencia se disparaba, no podía ser... él era mi destinado... y si era así eso solo significaba una cosa... cuando estaba casi al frente de él lleve mi mano a mi bolsillo y de ahí saque un supresor.

-Trágalo –le dije cuando ya estaba frente a él y le había metido la pastilla en la boca, él me obedeció de inmediato mientras se aferraba a mi cuerpo.

-¿Por qué hueles tan bien? –me pregunto en un susurro. 

-Porque soy tu destinado y tú el mío –le respondí mientras lo envolvía en un fuerte abrazo– lo que te di a tragar es un supresor –sentí como el menor se tensaba al escuchar mis palabras– no lo malinterpretes, te lo di a tomar porque no quiero marcarte en este lugar y bajo este contexto... yo quiero conocerte y conquistarte, también quiero conocer a tus padres y hacer las cosas como es debido. 

-Mi nombre es Yuri Plisetsky, pero puedes llamarme Yurio –me dijo mi pequeño omega que ahora se encontraba ocultando su rostro en mi pecho.

-Entonces te llamaré Yura... mi Yura –esboce una leve sonrisa mientras llevaba mi rostro hacia la cabellera del menor para poder sentir aún mejor ese olor al que me estaba volviendo adicto– yo soy Otabek Altin.
-Entonces te llamaré Beka –podría jurar que él en estos momentos se encontraba sonriendo bajo mis brazos.

-Yura ¿te gustaría bailar conmigo? –él menor elevo su rostro y nuevamente me encontré con esos hermosos ojos los cuales no me quitaban la vista de los míos.

-¿Qué? –al parecer él no había entendido mi propuesta.

-¿quieres bailar conmigo o no? –volví a preguntarle de forma directa mientras le regalaba una leve sonrisa. 

-Me encantaría –respondió, ahora era él quien me regalaba una hermosa sonrisa.

Caminamos juntos hacia donde se encontraba la pileta, comenzamos a bailar al ritmo del lento compás del vals que sonaba al interior de la casa, de un momento a otro era Yura quien dirigía mis pasos y no sé en que momento el término inclinándome hacia atrás, una de sus manos me tenía aferrado desde mi cintura mientras que con la otra sostenía mi mano, él se inclinó lentamente hacia mí y quedo detenido justo al frente de mi rostro, podía sentir su respiración chocar con la mía, no pude soportarlo más y rompí la poca distancia que había entre nosotros fundiendo nuestros labios en un hermoso y romántico beso... nuestro inolvidable primer beso.
¿Quién lo diría? en el último lugar del mundo donde pensé encontrar a mi pareja destina lo había encontrado y resulto ser mucho más perfecto de lo que había pensado.

Las Vueltas del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora