París, Francia.
1997.-¿Como era ella?- preguntó Charlotte mientras acomodaba su cabeza en el hombro de James, dejando caer la mirada sobre el frío paisaje que les brindaba la ciudad.
-¿Mi madre?- suspiró él joven hombre jugando distraídamente con los delgados dedos de su novia, para mantenerlos abrigados-. Ella era bellísima...- río por lo bajo sintiendo como la melancolía lo invadía-. Fue una mujer fuerte, de gran corazón, siempre atenta y cariñosa, jamás dejaba que alguien se sintiera menos preciado, se ocupaba de hacerme creer que era posible, que siempre hay que mantenernos firme frente a nuestras creencias... no podría haber pedido alguien diferente para ser mi madre.
-Suena encantadora- murmuró Charlotte.
-Tu hubiera fascinado conocerla, y estoy seguro de que ella te hubiera amado...- comentó James.
-¿Que hay de tu padre?- inquirió la castaña dándole una mirada al joven a su lado.
-Era un cabeza dura- negó James con una sonrisa triste-. Siempre llevado a sus ideales... pero era un buen hombre, siempre estaba dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaban, me enseño a creer en mí mismo y no dejar que nadie intentara sobre pasarme, nunca dejo que nada nos faltará... aun cuando no estuvo en el momento que más lo necesite, siempre será de mi padre y le estaré agradecido por todo lo que hizo por mí madre y por mi.
-Se parece a ti- se burlo la muchacha soltando una suave risa.
-Supongo que tienes razón- a concordó James siguiéndole.
Charlotte miró a su novio y sonrío para sus adentros, luego de ocho meses de relación, Jamás finalmente había logrado dar un gran paso para ambos, luego de una larga charla a un lado del río Sena, en donde la castaña había escuchado atentamente cada palabra del pasado de su novio, este finalmente había logrado abrirse ante ella y declararse como era realmente.
-Te amo...- susurró Charlotte a unos escasos centímetros del rostro del rubio.
-¿Con alteración y todo?- vacilo James-. ¿Aún siendo un viejo de cincuenta y un años?
-Con alteración y sin alteración- río la muchacha-. Con cincuenta o veinticinco años... Te amo James Eve Rogers.
París, Francia.
1999.-No- negó James mientras se levantaba del viejo sillón-. No puedo hacerlo, no otra vez.
-James...-
-Yo no...- susurró James mientras desviaba la mirada-. No puedo hacerlo.
-¿Qué es lo que no puedes hacer?-insistió Charlotte intentando acercarse a su prometido, conteniendo las lágrimas-. Por favor...-
-No lo entenderías- negó él hombre de cabellos rubios limpiando violentamente las lágrimas que había rodado por sus mejillas.
-No puedo entenderte si no hablas conmigo...- sollozo la muchacha de cabellos castaños.
-No puedo ver morir a la única persona que amo- susurró con la voz quebrada James mientras tomaba el delicado rostro de su prometida entre sus manos-. No puedo dejar que suceda lo mismo...-
-Nada va sucederme- aseguró Charlotte al tiempo que juntaban sus frentes.
-No sabes eso...- negó James entre lágrimas.
-Tienes razón- susurró ella-. Pero se que tú jamás dejarías que algo nos sucediera.
-¿Nos...?- masculló él rubio confundido-. Espera, ¿tu...?
New York, Estados Unidos.
2011.-¡Feliz cumpleaños papá!- exclamó Jackson para luego abalanzarse sobre su padre.
-Hey...- saludó James con una sonrisa somnolienta-. Gracias campeón.
Charlotte se recostó a un lado de su esposo y dejó un suave beso en sus labios, logrando que él pequeño rubio rodará los ojos y se alejara inmediatamente para dejarse caer al otro lado de la gran cama.
-Feliz cumpleaños anciano- susurró solo para James lo escuchara.
-Son solo sesenta y cinco año- río él mientras la abrazaba por la cintura-. Pero sigo igual de apuesto que hace catorce años.
-Como digas Yankee- se burló Charlotte.
Jackson se dejó caer sobre el estómago de James, llamando la atención de sus padres, quienes rieron por su repentina rabieta, rápidamente Charlotte tomó a su hijo entre sus brazos y comenzó una guerra de cosquillas en donde Jackson no tenía posibilidad alguna de ganas, dejándose rápidamente vencer ante los rápidos dedos de su madre soltando carcajadas limpias al aire.
James miró la escena desde su lugar con una gran sonrisa entre los labios, Charlotte y Jackson eran la luz de su vida, eran la razón por la cual se levantaba cada mañana y se sentía dichoso de estar vivo. No había día en el que él no le agradeciera al Señor por poner a aquella sonriente muchacha francesa en su camino hacia catorce años atrás para hacerle recordar la belleza única de la vida, belleza que James había dejado de ver luego de enterrar aquellos ataúdes vacíos y, luego de la muerte de su abuelo Joe, había despechado completamente de su vida, pero en ese momento más oscuro de vida, llego ella, con esa brillante sonrisa y ojos emociones que lograron sacarlo de las tinieblas para anclarlo a la vida, y luego de tres años, había tenido la dicha de recibir a su campeón, Jackson era la alegría que movía su día a día, eran las risas que curaban poco a poco las viejas heridas en su corazón. Ellos eran su razón de vivir.
-¡Papá!- chilló Jack entre risas-. ¿Que haremos por tu cumpleaños?
-¿Que quieres que hagamos?-
-No- alargó el pequeño rubio-. Es tu cumpleaños, tú debes decidir.
-¿Que tal una deliciosa pizza para comenzar?- propuso James con una mueca divertida.
-Pizza será...- río Charlotte.
Una vez que los tres ayudaron con el orden y aseo de la casa, Jackson insistió en ayudar a su madre en la preparación de la pizza favorita de James, por lo que dejaron al hombre de día fuera de la cocina para mantener el factor sorpresa.
-Feliz día Yankee- saludo una gruesa voz desde el otro lado de la línea, luego de que James contesto a la llama.
-Gracias señor- contestó él rubio luego de darle un trago a su cerveza-. Y antes que todo, estoy en mi día libre...-
-Lo se- río Fury-. No tengo planeado arruinar su cumpleaños soldado.
-Es muy considera de su parte- la voz de James se escucho un tono más ronco de lo normal-. ¿Que anda mal?
-Lo hemos encontrado...-
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Believe |Capitán América/Steve Rogers|
FanficElla no creía en muchas cosas, pero creía en él. |PASADA TEMPORALMENTE| All Love, Reed.