♣17♣

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- Será la misma rutina que Maine - advirtió Jem, - Vigilaremos las grabaciones del aeropuerto y si se llega a ver algo extraño, necesito que me lo informen de inmediato, en caso de yo estar indispuesto, el señor Gideon lo hará; vamos, debemos darnos prisa - tomó su abrigo y abrió la puerta de la oficina para dirigirse a la comisaría, era hora de buscar a Alexander Lightwood; el cuarto de los cinco destinos, estaba cerca del chico, estaba cerca del asesino de su mejor amigo...estaba cerca de matarlo a sangre fría y con sus propias manos...

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Alec se removió con cuidado en medio de la noche observando como los rayos de luna iluminaban la habitación; miró sobre su hombro para encontrarse a Magnus profundamente dormido y sentía las manos del moreno aferradas a su cadera, rodeándolo de manera protectora.

Sonrió triste; lo iba a extrañar mucho.

Se giró teniendo cuidado de no lastimarse hasta que quedó frente a Magnus, pasando las yemas de sus dedos por las definidas facciones del contrario usando todo el control que tenía sobre sus emociones para no hecharse a llorar; sin embargo los hipidos que provocó al no lograrlo, fueron suficientes como para que Magnus se removiera antes de abrir sus dorados ojos y observar preocupado al menor.

- ¿Alec? ¿Qué pasa? ¿Te duele...? - se apoyó en el colchón para incorporarse; pero al intentar acercarse a las vendas de su cuerpo, el menor lo detuvo y negó con suavidad, - N-No me duele...no mucho...-

- ¿Entonces que sucede? - tomó el rostro de Alec entre sus manos y lo levantó para que lo mirase, el ojiazul se inclinó y chocó sus labios con los de Magnus unos segundos antes de alejarse con el rostro húmedo y sonrojado, - Por favor...- rogó entre sollozos, - Por favor no te vayas...no ahora ni nunca; no quiero que me dejes...- sollozó con fuerza lanzándose a los brazos de Magnus y abrazándolo mientras sus lágrimas empapaban la camisa del moreno y sus pequeñas manos hacían un puño con la misma.

El moreno se había quedado petrificado, allí, con Alec llorando en su pecho y rogándole que no lo dejara nunca; una promesa casi imposible de cumplir, algo que era tan peligroso...pero debía admitir que él también lo deseaba; deseaba pasar eternidades junto a Alexander, protegiéndolo y amándolo, tratando de borrar de su mente todos esos horribles recuerdos dolorosos con palabras dulces y caricias...quería amarlo.

Llevó sus manos a los hombros d menor para apartarlo y luego tomar su mentón para dirigirlo a sus labios, besando con premura y amor; lo abrazó dejando que se desahogara totalmente mientras acariciaba de manera protectora su espalda y enredaba sus piernas con las suyas.

- Me duele...un poco...- murmuró Alec cuando el llanto hubo cesado en parte, - Quizá un analgésico...- sorbió su nariz tratando de respirar.

- ¿Son las vendas?, quizá podamos revisarlas y aflojarlas si es necesario...-

Sintió a Alec negar con suavidad y negándose a quitar la cara del cuello de Magnus, - Me duele...allí...- murmuró con vergüenza tratando de no pensar en la razón de ese dolor para no volver a llorar.

Magnus respiró entrecortada mente tratando de calmar su furia; se habían atrevido a tocar a su ángel...

- Te daré un analgésico, va a pasar pronto...- besó la coronilla del chico y lo atrajo a él tomando sus caderas para luego cubrir sus piernas desnudas con el edredón de la cama, - Todo va a acabar pronto...-

Vivir sin miedo [Malec]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora