♣28♣ [Final]

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Robert Lightwood no notó que una pequeña sonrisa se le escapó de los labios al observar una escena como aquella.

Quizá sentía algo parecido al asombro dentro de él; es decir, estaba viendo a su hijo...besar a otro chico; mas sin duda, sabía de alguna manera que Alec era feliz así; y quizá podía aprender a compartir aquella felicidad.

- Vámonos querido, deja que tengan su espacio - Maryse acarició el brazo de su esposo, - Hiciste lo correcto Rob...- sonrió mientras se dirigía al auto.

El hombre sonrió una vez mas y siguió a su esposa.

•••

El tiempo no había pasado para ambos, solo se sentían el uno al otro encerrados en aquel sueño del que nunca querían despertar; un sueño luego de largas noches de llanto e insomnio.

- Eres...mas hermoso de lo que recordaba incluso - Magnus acarició el helado rostro de su ángel con cuidado, con miedo a volverlo a lastimarlo.

- Te extrañé, mucho, no sabía que hacer, nadie quería creerme y c-cuando los vi salir del juicio creí que...- Alec sollozó acallando sus palabras.

- Cariño, no llores mas, haces doler mi corazón - pidió el moreno pegando su frente a la del ojiazul, - Vámonos, ven conmigo - guió al menor lejos de las luces de los faroles hasta un auto; un pálido joven estaba apoyado contra este y sonreía mientras observaba a Magnus, luego su expresión cambió, - Alexander Lightwood - murmuró, - No puedo creer que estés aquí luego de habernos metido en...-

- Raphael, Alec no tiene la culpa de esto; lo diagnosticaron mal y no dejaban que declarara por eso - aclaró el moreno, - Sácanos de aquí Raphael - sonrió, - Déjame probar la libertad -

•••

Las luces creaban reflejos sobre los rostros de ambos jóvenes a medida que el auto avanzaba en medio de la noche y el viento frío entraba por la ventana abierta mientras ambos compartían su calor en un dulce beso que parecía no tener final.

Los dedos de Alec se enredaban en el cabello de Magnus tirando ligeramente de él mientras estaba inclinado sobre la puerta en una extraña posición con Magnus sobre él acariciando su rostro.

Raphael suspiraba observando el cielo iluminado por la luna y los faroles de la carretera, ajeno a lo que sucedía en los asientos traseros.

Alec se apartó cuando la falta de aire se volvió sofocante, mas continuaba acariciando el rostro de su amado.

Su amor era inefable, simplemente indescriptible, y ahora era fuerte; habiendo nacido en lo profundo de un infierno, se había fortalecido tras la lucha.

Ambos entrelazaron sus manos, - Abre ambas ventanas - pidió el moreno; su petición se hizo cumplir y Alec se encogió contra él por el frío, - Siente esto...- la camisa blanca algo percudida que Magnus llevaba abierta se movía con el viento mostrando la tostada piel del mayor.

Alec se separo poco a poco observando la ciudad desde la carretera, las luces formando un ramé de colores.

El viento apartaba el cabello de Alec de su rostro haciéndole cerrar los ojos unos segundos.

- Esto es...libertad - susurró Magnus, - Creo que no la había sentido - colocó su cabeza sobre sus brazos en el borde de la ventana mirando el cielo; sus ojos parecían brillar; los cerró suspirando antes de girar y acariciar las manos de su nephilim con las suyas, - Se libre conmigo Alexander...- pidió.

El muchacho ojiazul elevó una de sus manos acariciando el rostro de Magnus, - No me lo pidas dos veces...- murmuró sonriendo mientras se acercaba al mayor dejándose envolver en un abrazo que enviaba miles de sentimientos por el cuerpo de el ojoazil.

Vivir sin miedo [Malec]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora