Especial: Ángeles y Demonios

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El cielo a sus ojos, era monótono. Siempre celestial, serenó, tan pacífico y llenó de alegría. Aburrido. Pero un cierto día eso cambio, ese día le tocaba la guardia a las puertas del infierno y lo vio.

Un auténtico Demonio, este también la veía, era extrañó, por lo general aquellas puertas estaban solas y cerradas por la corteza del suelo humano. Pero estaban abiertas y alguien las vigilaba

Notó como ese ser infernal le hizo una seña de saludo, ella por cortesía la devuelve. El ser era un chico, de cabellos azabaches que estaban atados en una coleta baja, su piel era extremadamente blanca contratando a la perfección con sus cabellos, sus ojos eran de un profundo color negro, macabro e inhumano. Ese ser la miraba con burla mientras mantenía una sonrisa lasciva. Y sus únicas vestimentas eran unas vendas alrededor se sus caderas que cubrían hasta la mitad de sus mulos.

Parecía que le decía algo, pero ella no comprendía. Solo veía como sus labios se movían. Ladeó su cabeza en señal de confusión. Por un segundo el azabache se fue, al regresar traía un cuervo negro entre sus manos. Lo lanzó para que saliera a la capa terrestre, el cuervo empezó a ascender muy alto, con cada aleteo las plumas del cuervo empezaban a cambiar, su pico se acortó y sus ojos negros caminaron a un brillante azúl. Al pasar al mundo angelical, el cuervo se convirtió en una paloma blanca.

Lo miro curiosa, el animal poseía una nota en su pata derecha. La tomo para leerla. Su cara se teñía de rojo con cada palabra que leía, en cierto punto sus cabellos encresparon mientras en su cara se dibuja una mueca de ofensa, miró con indignación al ser demoníaco, este se reventaba a carcajadas

Frunció el ceño, para mandarle un carta con el ave. Esta, entrenada para la mensajería, se lanzó en picada al mundo humano. Golden contempló la transformación del ave, no fue tan delicada como cuando ascendió, pues el cuerpo de animal se envolvió en llamas mientras soltaba quejidos de dolor, hasta cruzar la delgada frontera entre el mundo terrestre y el infernal. Donde Fred lo atrapó antes de caer por completo al suelo.

Y así estuvieron todo el día, mandándose notas a través de aves, aún que tuvieron que usar mas de una, pues las aves se agotaban muy rápidamente e ellos estaban muy enganchados en la conversación como para dejarla a medias. Estuvieron así hasta la medía noche, que tocaba el cambió de turno de Golden

— Superior, ya es hora de que descanse — Towntrap llegó tocando un hombro de Golden

— Towntrap, yo... —

— Golden. Eres un arcángel, tienes mayores privilegios y responsabilidades que vigilar el infierno —

Golden ve de reojo la puerta al infierno, su nuevo "amigo" –si así se le puede llamar– miraba con curiosidad

Soltó un suspiro —. Muy bien — le cedió su lugar cerca del borde

Se levanta con ayuda de sus alas, dispuesta a ir a su casa a dormir. Aunque en su camino, se atravesó una paloma blanca. Sonríe de lado al ver la nota atada su pata.

La toma para leerla, ignorando la mirada inquisitiva de Towntrap.

"Por cierto hermosa, mi nombre es Fred"

Sin nada más que mencionar se fue a su hogar. Pero esa noche no durmió, ni esa, ni la siguiente, ni la que venía. Durante dos semanas, sus ojos se rehusaban a cerrarse para descansar. Golden no podía sacarse de la cabeza al azabache, su cerebro se rehusaba  sacárselo de la cabeza. Sin importar cuantas vueltas diera, cuantas ovejas contará, cuantas galletas con leche tibia tomase, o cuanto leyera. No lograba conciliar el sueño

La Dueña De Todo - [Golddy] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora