CAPÍTULO IV

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El día terminó, y la semana pasó, en un abrir y cerrar de ojos.
El viaje al Tilcara se aproximó, pero aún no se lo había comentado a Walkyria, esa misma noche de viernes fui a buscarla.
Cuando llegué, ella estaba de salida.
-¿A donde vas?.- pregunté tomando su mano.
-Tobías.- dijo sorprendida.- La última vez que te vi fue el sábado por la noche, pensé que te vería al día siguiente nuevamente.

-Perdóname, tuve una semana familiar lejos de aquí, ayer regresé al pueblo, quise venir a verte, pero estaba muy agotado.
-Pensé en enviarte un mensaje pero no tenía tu número.- contestó.- me alegro mucho de que hallas venido hasta aquí.

Intercambiamos números, y sin perder más tiempo la invite al campamento en el Tilcara.

-Escucha.- le dije.- mañana iremos con mis amigos al Tilcara, son casi quince, entre chicas y chicos del pueblo, quisiera que vengas conmigo a pasar una semana épica.

-No se si podré, Tobías.- respondió afligida.- es mucho tiempo para dejarla a mi madre sola.

-Eso pensé, no te preocupes.- contesté.- sólo quería arriesgarme a cualquier posibilidad.

-Existe una minima posibilidad.- dijo con una dulce sonrisa.- hablaré con mi tía, tal vez ella pueda venir y quedarse con mi madre, de todas formas mañana te daré la respuesta definitiva.

-Esta bien, pero recuerda que mañana saldremos a las seis de la tarde en un colectivo que alquilamos entre todos.- Le dije.- Dime tu respuesta lo antes posible, ¿si?.
-Entonces iré ahora mismo y hablaré con ella.- dijo apresurada.- deséame suerte.

-Lo haré.- respondí.

-Una última consulta.- me dijo.-¿Puedo llevar una amiga?, es la única que tengo en todo el pueblo, no me perdonará el hecho de no haberla invitado.

-Claro que puedes.- respondí.- hay suficiente lugar para las dos.

Me acerqué lentamente para despedirme, pero ella se adelantó, besándome de sopresa.
Suspire con una sonrisa, y me fui alejando poco a poco.
Llegue a casa y me recosté esperando su repuesta, pero me quedé dormido a los cinco minutos.
A las cuatro de la madrugada desperté sofocado, caminé hasta la cocina para beber agua, entonces vi que tenía un mensaje suyo que decía: "Iré contigo, nos vemos a las seis en la plaza principal".
Regresé a la cama con una alegría indescriptible, el saber que ella iría me volvió loco.

Todo estaba listo, el sol iluminaba Purmamarca y estaba ansioso porque llegase la hora de salir, fui a buscarlo a Mauricio, y de allí nos dirigimos a encontrarnos con los demás, sería una semana de supervivencia en medio de las yungas, algo especial, rodeado de amigos; y al lado de la chica especial.

Al llegar, ella ya estaba en nuestro banco de la plaza, al lado se encontraba su amiga; una chica de pelo lacio, colorada, y con anteojos llamativos de color fucsia.

-Hola.- le dije a Walkyria.- el es Mauricio, mi amigo.

-Hola.- contestó.- mucho gusto Mauricio, mi nombre es Walkyria.

-Buenas tardes Walkyria.- respondió Mauricio.- el gusto es mío.

-Ella es Ana.- dijo Walkyria.- es mi amiga de la Facultad, y esta viviendo en el pueblo momentáneamente.
-Mucho gusto Ana, mi nombre es Tobías.

-Walkyria me hablo mucho de ti, Tobías.- dijo con simpatía.- lo hace todo el día.

Walkyria sonrojo y miro a su amiga de una manera amenazante y divertida; yo sólo sonreí ante el comentario y cambie el tema de la conversación.

-¿estas viviendo con tu familia Ana?.- pregunté.

-No, estoy viviendo sola porque me independice hace poco.- respondió.- también porque la universidad me queda mucho más cerca desde aquí.

MIRADAS EN LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora