CAPÍTULO XX - FINAL

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Cerré mis ojos mientras oía la canción "count on me", su letra lograba remover demasiadas emociones en mi. Apenas aterrizó el avión en el aeropuerto de Jujuy me levanté, y rápidamente descendí. Ahí estaba mi padre, a pesar de su edad el continuaba esperándome en cada regreso, siempre en su viejo auto.

-Hijo.- exclamó con alegría.

Lo abracé fuertemente, a pesar de que no había pasado demasiado tiempo desde la última vez.

-¿Cómo estas, papá?.- pregunté con una sonrisa.

-Muy bien, feliz de verte.

-Yo también, estoy muy contento.- respondí.- ¿Qué dices si charlamos en el auto?.

-Claro, tu madre nos está esperando con una rica cena, no la hagamos esperar más.

-¿Crees que llegaremos antes de medianoche a casa?.- le dije.

-No lo se, veámoslo en el camino.- contesto entre risas.

Subimos al auto, acomodé mi maleta en la parte trasera y nos dirigimos a Purmamarca. El paisaje nocturno era algo fascinante para el ojo humano, un espectáculo de luces en el cielo, la luna nos seguía camino a casa sin perdernos de vista, no lograba dejar de admirarla.

-¿Cómo está tu corazón?.- preguntó mi padre.

-¿Te refieres al bombeo de la sangre?.- respondí con sarcasmo.- Supongo que bien.

-Me refiero a tu vida amorosa, supe que terminó definitivamente tu relación con Andrea.

-Si, es cierto.- le dije.- ¿Sabes algo de ella?.

-La vi por última vez en la terminal el día en que hablaron.- contestó.- Es una buena chica, ella quiere que vuelvas con Walkyria, me dijo que hable contigo y te convenza de hacerlo.

-¿Hablaste con ella?.

-Ella habló con tu madre y conmigo. Estaba decidida a apartarse para que tú y Walkyria sean felices.

-Lo se, fue por eso que todo término entre nosotros dos.

-¿Y que harás?.- insistió.- ¿Hablaras con Walkyria?.

-Si, lo haré.

-¿Aún la quieres?.

-No la quiero; la amo con toda mi alma.

-Eso es demasiado.- respondió con una sonrisa.- Pero tendrás que esperar hasta mañana, esta noche tú madre te querrá sólo para ella en casa.

-Claro que si, hablaré con ella mañana.- dije entre risas.- Esta noche estaré solo con ustedes.

Después de un largo viaje llegamos a casa. Bajé del auto y mi madre me abrazo como lo hacia siempre, cada vez que regresaba.


Luján y Esteban también se encontraban presentes en la cena, estaba toda la familia; sólo faltaba Walkyria.

-Ravioles caseros, hijo.- dijo mi madre.- Las pastas de noche son pesadas, pero se que amas esta comida.

-Gracias, mamá.- respondí besando su frente.- Adoro está comida.

Nos sentamos todos, poco a poco la mesa se volvía más pequeña. Con el tiempo algunas personas llegan, otras se van, pero nadie es reemplazable, cada lugar en la mesa siempre será de la misma persona, incluso cuando está ya no este.


Las horas pasaron y la reunión terminó, Luján y Esteban se fueron, y mis padres se recortaron mientras yo apagaba las luces de casa.

-Hogar, dulce hogar.- susurré.

La licencia era demasiado corta, pero debía aprovecharla al máximo para completar mi mayor deseo; regresar con la chica de las plantas.
Rápidamente me desnude por completo para dormir en paz, apagué la luz y mi mente se sumergió en un profundo sueño hasta la mañana siguiente.

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⏰ Última actualización: Aug 03, 2017 ⏰

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