CAPÍTULO XVIII

8 5 0
                                    

Nos encontramos una noche más para ir cenar, ambos merecíamos un poco de privacidad para hablar con mayor tranquilidad. La plaza principal estaba repleta de turistas y pueblerinos de Purmamarca, los vendedores ambulantes estaban funcionando muy bien, a pesar de que ya era un poco tarde.
El pueblo jamás había estado tan vivo y radiante, la abundancia de trabajo era una grata sorpresa local.

Andrea y yo nos sentamos en un pequeño restaurante al aire libre, nada mejor para una noche de verano.

-Vivir aquí es un sueño, ¿no crees?.- me dijo.

-Lo es, realmente este pueblo es mágico.- respondí.- Las personas son diferentes, mas buenas y amables.

-Es cierto, pude notar eso apenas pise la terminal.

-Lo vez, aquí todos somos santos.- dije entre risas.

-Tampoco exageres.- contestó con simpatía.- Tobías, ¿puedo hacerte una pregunta?.

-Depende, ¿es sobre algo bueno o malo?.

-No lo se, es por eso que necesito hacerla.- insistió.

-Esta bien, dime.

-¿Te arrepientes de tu relación con Walkyria?.

-Yo creo que al final, realmente nos arrepentimos de las oportunidades que dejamos pasar.- respondí.- Sólo eso.

-¿Qué quieres decir?.- preguntó confundida.

-Nada especial, simplemente pude haberme evitado el sufrimiento que causa una separación.

-Pero lo que dijiste antes reflejaba otra respuesta.- insistió.- Diste a entender algo así como estar arrepentido por haberte alejado de ella, ¿esa es la oportunidad que dejaste pasar?.

-Tal vez me expresé mal, o malinterpretaste lo que dije.- respondí tomando su mano.- No quise decir eso.

-Tal vez esa respuesta escapó desde lo más profundo de tu corazón.- insistió algo afligida.

-Andrea, no digas eso.- le dije.- Ella fue un amor muy grande para mi; pero ahora lo eres tu, eres mi presente y puedo asegurarte que desde mi parte jamás soltarle la soga de esta relación.

-¿Crees que valgo la pena?.

-No quiero que valgas la pena, quiero que valgas el tiempo, las risas, los sueños, las palabras, los cambios, quiero que valgas cada momento porque te amo.

-Perdóname por ser tan infantil, Tobías.- respondió.- Yo también te amo, con tu lado bueno, malo, raro, aburrido, cariñoso, hiriente, superficial, filosófico, inteligente, torpe, amable, gruñón, indiferente, triste o alegre. Besaría cada una de tus facetas y las tomaría de la mano para ir a caminar.

-Son demasiados adjetivos, perdí la cuenta de cuantos eran los positivos y negativos.- dije con una sonrisa.- Se que te cuesta ser romántica, por eso cada palabra que dices es hermosa, porque viene de la parte más pura de tu corazón.

-Te amo, idiota.- me dijo.

-Yo también, te quiero.- contesté.

Terminamos de cenar y nos dirigimos a recorrer cada uno de los puestos ambulantes en la plaza, el gentío continuaba vigente a pesar de que casi era medianoche.

-Mira, allí hay un puesto de plantas.- dijo Andrea.- Vamos a ver.

Nos acercábamos lentamente mientras intentaba divisar a alguien en el puesto. Cuando llegamos, Ana estaba justo detrás de unos pinos limoneros. Mi reacción fue bastante directa, no pude fingir, sentía cierto temor al imaginar a Walkyria allí, en algún lugar de la feria.

MIRADAS EN LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora