Capítulo Treinta y Siete

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Al despertar divisé la pista de aterrizaje, deberíamos haber llegado.
Y así era. Tomé mis valijas, y comencé a caminar, para poder salir de aeropuerto. Ya afuera, noté un aire distinto. Era todo mas calmo. Mas familiar. Mas acogedor.
La gente se ayudaba entre si, hablaban sin importar si se conocieran o no.

Era todo extraño. Completamente extraño. Buscaba en mi mente alguna señal, algun punto donde analizar para encontrar a ________.

Considerando lo que había leído en la libreta, solo le pediría perdón y me marcharía. Lamentablemente no podía volver, ahora que sabía lo que le había hecho sentir todos estos años, no podía permitírmelo a mi mismo.

Tomé en cuenta que _______, tendría que haberse quedado en un hotel. Pero era como buscar una aguja en un pajar.

Hasta que me dí cuenta que sus tarjetas de créditos las controlaba yo.
Fuí rápidamente hacia la caja del aeropuerto otra vez.

—¿Si señor? -me dijo una tipa que intentaba coquetearme.

—Disculpe, necesito localizar a una persona.

—Lamento comunicarle que esto es un aeropuerto, no una estacion de policias.

—Lo sé -dije irritado ¿Se pensaba que era idiota? -Lo que quise decir es que necesito que me diga el paradero de una tarjeta de crédito.

La chica se rió ingenua, pensando que era sexy, pero me irritó mas de lo que estaba.

—¿A caso su tarjeta de crédito tiene G.P.S?

Algunas personas de atrás se rieron. Yo me enfurecí.

—Mire, yo puedo lograr que la echen en un abrir y cerrar los ojos, de hecho su compañía tiene el respaldo de mi empresa así que no se haga la graciosa, que sabe perfectamente lo que le quiero decir.

Agradecía a Dios la existencia del piso, porque su boca se abrió tanto que llegue a pensar que se pisaba los labios.

La chica bajó la mirada hacia la computadora.

—¿Como es el código? -dijo en voz baja.

Yo miré hacia atrás. Exactamente a los idiotas que se reían, ahora estaban asombrados. Pobres tontos.

Me dí vuelta, y la chica no se animaba a mirarme. Me sentí una basura nuevamente.
Al parecer ese sentimiento me acompaña constantemente.

—Mire señorita, lo lamento, pero debe entender. Estoy buscando a la persona mas importante de mi vida. Y si no la logro localizar yo... -bajé la vista. Otra vez las las lágrimas amenazaban.- ¡Maldición!- dije al secarme bruscamente las gotas saladas por mi mejilla. Al parecer a la chica le dí lastima, porque me tomó la mano. Yo la quité rápidamente, aquello me daba asco. La vi a los ojos- Busco a mi esposa señorita.

Ella se sonrojó por la vergüenza, y volvió a bajar la cabeza.

—Tres millones, quinientos setenta mil, trescientos sesenta y nueve.

La tipa ingresó los números en su computadora, sonrió y fijó la mirada en mi.

—Espero que todo se resuelva, señor Kim su esposa ha usado la tarjeta en el Hotel Madrid.

En ese momento le dediqué una mirada de agradecimiento y salí disparado, en busca de un taxi.
Ya subido y con maleta en mano, practicaba el discurso para cuando me viera, y llamara a los de seguridad, o me aventara platos y quizás cuchillos.

Tenía un aire de esperanza en mi alma, hasta que mi celular sonó.
Cuando atendí, ni siquiera me dejaron hablar.

—Ay Kim eres tan patético, me enteré que fuiste detrás de ______. Solo te diré, que es en vano, ella no te quiere, ella misma me pidió que haga los trámites de divorcio.

Bad Husband ••Kim Taehyung•• ◇BTS◇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora