Courtney
Cuando Spencer por fin abre la puerta de la habitación de hotel, mi corazón se relaja y la veo entrar sin problema alguno. Sin embargo, yo, con dificultad para cargar la maleta y estar en otros lugares que no sea el pequeño departamento, entro a paso lento inspeccionando cada rincón del lugar. Lo primero que veo es el baño enseguida de la puerta de entrada y a continuación, las dos camas matrimoniales, el mueble con la televisión frente a ellas y a su lado, junto a una enorme ventana que me provoca vértigo con tan sólo ver lo alto de los edificios, hay dos sillas y una pequeña mesa color esmeralda a juego con la colchas que, encima tiene dos tazas, una cafetera y pequeños sobres con café, azúcar y agitadores.
Dejo la maleta alado de la entrada del baño y cierro la puerta con el pie. Spencer se lanza directamente a la cama y yo extrañamente siento un vacío en el estómago por está noche.
—¿No quieres dormir?—me pregunta entre un bostezo.
Niego con la cabeza rápidamente mientras camino hacía el ventanal sólo para estar segura de que no está tan alto; Seis pisos si son algo altos o quizá vivir en el cuarto piso ya me hizo acostumbrarme a tal altura.
Me siento en una de las sillas con cuidado y miro lo tranquila que Spencer se siente; Los ojos cerrados, la respiración lenta, una mano a un costado de su pecho y otra detrás de su cabeza, pies cruzados y parece que su pecho no tiene ningún dolor que procesar.
Suspiro algo cansada.
—¿A que hora es el evento?—pregunto.
—Tenemos que estar en el hotel a las seis—me responde enseguida.
—Creo que tenemos tiempo, son apenas la una de la tarde, podemos dormir una hora y media y después cambiarnos.
—Me gusta tu plan y comenzaré a aplicarlo desde ahora.
*
—Spencer—la llamo desde el baño—necesito tu ayuda.
Llega en cuestión de segundos mientras se pone unas arrancadas color plata que combinan perfectamente con su vestido gris y su corto cabello que rosa ligeramente sus hombros.
—Me ayudas con la venda—le digo con una inocente sonrisa.
—Algo me dice que también quieres que te arregle el maquillaje y el cabello—me dice con una sonrisa mientras se acerca a mi y toma la venda limpia del mueble a un costado del lavamanos.
—¿Sería mucho pedir?—la miro.
En el momento en el que ve mi abdomen, la larga herida casi de punta a punta, iniciando desde arriba de mi ombligo, parece que queda un poco perpleja al ver tantos puntos cerrar tan grande herida y entonces siento que una tristeza tan grande se apodera de mí, es tan grande que no soy capaz de ver mi propio cuerpo y menos cuando Spencer comienza a poner con seguridad la venda sobre la herida, con cuidado de no apretarla tanto.
No me siento capaz siquiera de mirarla a los ojos mientras le sonrío agradecida. Camino hacía la cama y como puedo, agarro el vestido color vino, sin ningún estampado o accesorio, ajustado del busto y suelto de la cadera para abajo, de manga corta y un largo de quizá tres dedos arriba de la rodilla. Como puedo, comienzo a ponérmelo y antes de llamar a Spencer para que me ayude a subir el cierre, ya se encuentra ayudándome. Me obliga a sentarme en la cama mientras corre por sus bolsa de maquillaje negando con la cabeza cuando le digo que la mía está en mi maleta. Se detiene frente a mi y me mira.
—Será difícil maquillarte con tanta herida.
—Lo siento...—murmuro.
Ella sonríe y niega con la cabeza como diciendo "deja de decir tonterías". Con cuidado de no maquillar la cinta color piel, comienza a poner manos a la obra y después de muchas brochadas y "Cierra los ojos", "No arrugues la nariz" y un "Listo", me ondula el cabello de manera sencilla y una vez que se aleja para mirarme y sonríe complacida de su trabajo, le agradezco con por ayuda un millón de veces, pero algo en mi me obliga a no mirarme en el espejo y corro a ponerme los zapatos planos negros y tomo la pequeña bolsa lo suficientemente grande para guardar un block de notas, una pluma, mis pastillas por si pasa alguna desgracia, el brillo labial, un espejo y mi celular. Spencer lleva una bolsa un poco más grande con su cámara en ella y las llaves de la habitación. Antes de salir de la habitación, Spencer me ayuda a poner el cabestrillo en el brazo con el yeso.
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Enamorada para siempre.
Teen FictionGracias por lograr este sueño. Libro publicado en físico por la editorial sélector. "-¿Hasta que el destino nos vuelva a juntar? -Hasta el destino nos vuelva a juntar. Se prometieron sin saber, que un día el destino los iba a juntar sólo para hacer...