Enamorada para siempre.

Capítulo 12. "Te diré"

Courtney

Hace unas semanas.

—James, Lucas ya está abajo esperándome—le digo en el umbral de la puerta casi lista para correr escaleras abajo—. No llegaré tan tarde.

—Quiero que me llames cuando llegues, ¿Está bien?—lo escucho gritar desde la recamara.

Le contesto rápidamente antes de cerrar la puerta y correr al elevador para bajar todavía un poco más rápido. Mientras espero, me amarro la agujeta de los converse negros y me acomodó un poco la cazadora café en el espejo del elevador. Me arreglo rápidamente el cabello para que no se vea tan despeinado y el almohadazo pase desapercibido. El estómago se me revuelve un poco cuando escucho que el timbre del elevador suena en planta baja y salgo corriendo, saludando rápidamente al recepcionista antes de empujar con el hombro la puerta de cristal. Veo el coche de Lucas estacionado en la acera con las intermitentes prendidas y el asiento del copiloto veo a su bonita esposa.

—Hola—los saludo a ambos mientras mientras entro al auto y comienzo a ponerme el cinturón de seguridad.

—Estaba pensando seriamente en irme, ya te habías tardado—bromea Lucas  mientras enciende el auto.

—Eres un mentiroso—le reclamo—Cuando llamaste ya estaba de salida.

—Claro, pero de la cama seguramente—se ríe mientras que yo simplemente me quedo en silencio por qué es verdad.

—¿Llamaste a Cristina?—le pregunto cambiando el tema.

—Me mandó un mensaje de que pasáramos por ella porque Connor se llevó el auto—me dice la novia de Lucas mientras se gira levemente a mirarme— ¿Sabes dónde vive?

—Eso no se pregunta, cariño, es como si preguntaras que si sabe cómo se llama su mejor amiga.

Miro los tiernos que se ven juntos y la forma burlona y cariñosa en la que Lucas lo mira, esa forma en la que sólo miraba así a la chica esa que conoció hace tiempo en el parque de diversiones del lago, hace años atrás.

—Por cierto... ¿A qué se debe está salida?—le pregunto al fin.

Lucas había llamada ayer por la noche para que no hiciera nada el día de hoy, ya que teníamos que celebrar algo, algo que no me dijo que era y bueno, mi mente estaba sacando muchísimas conclusiones, por suerte, todas buenas, sólo que eran tantas que no era capaz de saber cual era la correcta.

—Te diré hasta que estemos reunidos todos—dice Lucas.

—Okay, juro que no le diré nada a Cristina.

—Ya no creo en eso—me dice—cuando creíste estar embarazada y comencé a desear que nuestros hijos fueran al mismo kinder y salieran como nosotros, tú y Cristina se burlaron a mis espaldas de mi tonta fantasía.

—No, no, no, claro que no nos burlamos, sólo que nos hacía gracia que creyeras que estaba embarazada y no intoxicada por los tontos mariscos—me rio—, incluso te enseñé los estudios y tu estabas seguro que era embarazo.

—Uno nunca puede confiar en las muestras de sangre, aveces hay positivos falsos o negativos falsos.

—Corazón, eso sólo te ocurrió una vez—su novia habla en tono melancólico mientras acaricia su brazo.

—En fin—suspira Lucas—Que bueno que no  hay un bebé entre nosotros porque hoy vamos a beber hasta tarde.

—Aunque hubiera un bebé entre nosotros no pienso llegar a casa a las seis de la mañana—le advierto.

—¿Por qué no?—pregunta—Es tu deber... ¿Es por está calle?

Hago un pequeño sonido con la garganta mientras le indico que va bien y entonces se me ocurre una idea.