Capítulo 2

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—¿Por qué aparecen de repente los pájaros cuándo tú estás cerca? —se acerca tía Su a mí, cantando. Estoy en la terraza de nuestra casa, con mis codos sobre el bordillo. Desde aquí puedo ver algunos edificios altos de la ciudad.

—Hola.

Quería estar sola pero la compañía tampoco me molesta. 

¿Por qué caen las estrellas del cielo siempre que pasas andando? —continua cantando, sonriéndome, y después besa un costado de mi cabeza—. A mí me costó superar a mi ex marido y era un patán —dice—. Ahora imagina dejar en el pasado a alguien como Oliver. No es el tipo de amor que se deje atrás tan fácil.

Miro sobre mi hombro antes de decir algo. Mamá no está cerca.

—A veces me pregunto si todavía piensa en mí —acepto, girándome a ver mi tía.

Me da tanta vergüenza admitirlo.

—Fuiste su primer amor. Así que lo siento por las demás, pero les toca ser comparadas contigo, Andi.

—No es así.

—Sí lo es.

—No.

—Que sí.

—Oliver no fue mi primer amor y...

—Alto ahí —me detiene ella, alzando sus manos—. Primer novio o novia no es igual a primer amor —objeta—. Mi primer novio fue lindo, sí, pero hasta muchos años después conocí a mi primer amor.

—¿Cómo sabes la diferencia entre uno y otro?

Tía Su observa el cielo. —Te lo pongo de este modo: nunca voy a olvidar cómo se te iluminaron los ojos esa tarde que viste a Oliver por primera vez en televisión. Tu cara era un poema, Andrea. Tus ojos y boca se abrieron tanto, tus pupilas se dilataron y hasta segundos después recordaste que no respirabas, y solo entonces liberaste el aire que retenías.

Bajo mi mirada para ocultar lo más que puedo mi bochorno. —No exageres.

—Hasta olvidaste que tenías esperando a alguien. ¿Cómo se llamaba?

—Ed.

—Ahí está. Y ni siquiera lo extrañas. Oliver, por el contrario, te remueve mucho dentro. Y no te crítico, el chico está Mmm —La mirada que hace tía Su me perturba un poco. 

—Tal vez es porque no cerramos ciclo —digo, porniendo atención a un punto lejano y después observo con duda lo que alcanzo a ver de la ciudad—. Además, puede que él ya no sea como lo recuerdo. La gente cambia... Mamá también tiene razón en eso... El Oliver que estuvo conmigo ya no existe. Ahí está, sí, pero no sé si...

—Repítelo hasta que te lo creas —me interrumpe tía Su, empezando a bailar al ritmo de una canción que solamente ella escucha. Está tan loca como yo y por eso la amo—. Es buena excusa para olvidar a alguien "Ay, ni siquiera es tan bueno".

—No ayudas —le reclamo, codeándola un poco. 

—Creo que deberías buscarlo.

Volver a ver a Oliver...

Pienso en eso y me invade una mezcla de emoción y miedo. ¿Y si arruino el buen recuerdo que tengo de él? ¿Y si ni siquiera quiere verme? ¿Y si le dicen que lo busca Andrea y el pregunta "Quién"?

—Tiene novia —insisto.

—Karin Vaca no es competencia para ti.

—Becker —le corrijo—. Karin Becker.

La buena reputación de Oliver Odom ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora