Angel

Voluntario

Se había ido temprano del apartamento de Eleanor, se sentía fuera de lugar desde el momento en que despertó solo en la cama. Eleanor ya se había marchado a la escuela y no se había tomado la decencia de despertarlo. Louis se vistió, dejó una nota en la cocina y se marchó, arrepintiéndose de haber llegado.

¿Por qué no había funcionado? Nada había cambiado, y al mismo tiempo todo cambió.

Un timbre, dos timbres...

—¿Hola?—contestaron al otro lado de la línea.

—Hey Liam.— respondió Louis desde el asiento 34 de el tren a Doncaster.

—Dime, dime, ¿Qué tal va todo?— preguntó Liam, sujetando el teléfono entre su oído y su hombro mientras se retiraba la bata blanca reglamentaria para los practicantes del hospital.

—Mal, Liam. Ya estoy regresando a la ciudad.—

Liam frunció el ceño—¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué sucedió?—

—Nada. Eso fué literalmente lo que sucedió.— rezongo el castaño, del otro lado de la línea.

—Louis-Suspiró Liam—, no esperabas que de buenas a primeras ustedes dos se...—

—¡No, idiota!— lo calló, riendo—, no me refiero a ese nada... es decir, tampoco hubo ese nada, pero a lo que yo me refería era.. no sé, un pequeño cambio positivo... y nada. Te podría jurar que sentía que le molestaba que yo apareciera ahí, o no sé.—

Liam tragó saliva—Oh amigo, ¿Entonces no crees... que puedas...?— se acababa de sentar en una hilera de cuatro sillas atornilladas a la pared del pasillo por el que caminaba.

—¿Recuperarla?...—

Silencio era lo único que escuchaba Liam de parte de su amigo, se escuchaba a lo lejos el bullicio del tren, pero el silencio del oji-azul lo acallaba, como una nube gris. Lo hacía vacío.

—Ya no sé nada.— fue la respuesta de Louis.

Liam suspiró, en el fondo quería animar a su amigo y decirle; ¡ve por ella!
Pero eso sólo seria condenarlo a un fracaso inminente, la relación estaba perdida, gastada, cono una chaqueta vieja.
Pero esa chaqueta vieja alguna vez había sido la razón de vivir de su amigo, ¿Cómo decirle que la dejara?

—Creo... Creo que seguiré, seguiré intentándolo.— dijo con un tono suave y poco animado.

—Louis, nada te está atando en estos momentos, ¿Por qué no...?—

—No—Louis lo interrumpió—. No puedo, no podría. Liam, siento que aún puedo, tal vez... tal vez no di mi todo, tal vez debí, yo... puedo cambiar, sé que puedo. Ella me hace querer cambiar.—
Liam suspiró suavemente—Escucha, Louis. Yo apoyaré todas y cada una de las decisiones que hagas con el corazón, si sientes que debes hacerlo, vuelve a intentarlo.— le animó.

—Lo haré— Decidió Louis—. Pero no ahora, creo que he pescado una fiebre por la noche... Y necesito volver al hospital por unas radiografías y el lunes, volver a la compañía, y habrá mucho que...— Louis hablaba tan rápido que la bocina del teléfono comenzaba a vibrar en el oído de Liam.

—Louis— lo interrumpió su amigo—, será cuando tenga que ser—lo calmó—, tienes toda la semana para pensarlo, y el fin de semana lo haremos, ¿Si?—

—Si.— respondió Louis, un poco más animado.

—¿Nos vemos mañana en la noche, cierto?—