27._ ENTRE BROMAS Y JUEGOS

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Narra Helena:

Despierto lentamente y miro hacia mi alrededor, me siento en la cama y me tallo los ojos. Volteo hacia mi lado pero Emeritus ya no está. Mi cuerpo está cansando y me siento adolorida, como si hubiese hecho mucho ejercicio. *Y vaya que hiciste mucho ejercicio*. Me dice mi consciencia burlándose de mí.
Alguien llama a la puerta y le digo que entre. Es uno de esos demonios enanos sirvientes de la cocina.

—Mi señora, el Papa Emeritus la espera en el Gran Comedor—. Dice el demonio.

—Gracias. Iré en seguida—. Le dice Helena.

Amanecí con un poco de amnesia, pero poco a poco voy recordando cada paso de anoche. Me sonrojo y me avergüenzo.
¿Y ahora cómo vamos a mirarnos? ¿Qué deberíamos decirnos? Dos personas, bueno, una persona y un extraño ser, que se han tocado sus partes íntimas. ¡Maldición! ¡Qué vergüenza!
Pienso en mis adentros tapándome la cara con la almohada.
Me dirijo hacia mi habitación rápidamente y me cambio. Voy corriendo hacia el comedor. Antes de entrar ahí, me detengo. Pongo mis manos sobre mis mejillas y sonrío. Parece que no puedo olvidar nada, ningún detalle de todo lo que pasó anoche.
Me aproximo lentamente hacia el comedor y cuando entro. ¡Oh, vaya sorpresa! ¡Qué rayos! Están todas las Ghuleh sentadas en el comedor, y justo cuando entro todas se regresan a mirarme. ¡Me siento tan avergonzada! Juraría que ya saben lo que ocurrió.
Emeritus está en su gran silla principal, me mira e inmediatamente desvío la vista y miro a Dorotea.
Hay una silla vacía a un lado de Emeritus, pero prefiero sentarme lo más lejos posible.

—Helena, siéntate aquí—. Ordena señalando la silla de su lado.

Todas las Ghuleh se miran entre ellas, juraría que se comunican con la mirada. Penosamente me siento en la silla que él me indica.
En seguida llegan los demonios sirvientes con un gran banquete, pareciera esto una fiesta. A mi lado está Elizabeth y Demetria.
Regreso a ver de reojo a Emeritus pero no me está mirando, está muy serio. Disfrutando de su gran filete crudo. Parece que lo que pasó anoche no le provoca nada de pena en lo más mínimo.
Después de un rato, terminamos de comer y solo faltan las uvas, como cada día.
En eso, Emeritus se levanta de su asiento.

—Como verán, se estarán preguntando qué están haciendo aquí. Ustedes saben que a las Ghuleh del Palacio no se les permite comer en este Comedor, pero hoy, simplemente decidí hacer una excepción, porque tengo cosas importantes queda decirles a todas y es de vital relevancia que estén al tanto—. Dice Emeritus, muy seriamente.

—Posiblemente ya se habrán enterado de la situación que estamos atravesando en el Templo Mayor, los Demonios me han demandado y eso complica más las cosas de lo que ya estaban. Será un proceso largo y cansado, pero necesito su apoyo y total disposición. Ustedes saben las consecuencias que esto podría desenlazar—. Hace una pausa. —No voy a rendirme fácilmente, voy a luchar con todo y, definitivamente, voy a ganar. Ganaré y después ellos tendrán que atenerse a mi ira. De eso, no habrá duda—.

—Amo, yo estoy dispuesta a sacrificar todo lo que sea necesario para que usted pueda ganarles a esos Demonios mal agradecidos—. Expresa Adara.

—Mi señor, quiero que sepa que tiene mi total apoyo y comprensión, usted me dio una nueva vida y estoy en deuda por ello. Por favor, acepte mi vida a cambio de la suya—. Dice Eleanor.

—Gracias. Yo sé que ustedes me son fieles, y sé que cuento con todo su apoyo para afrontar esta crisis—. Dice Emeritus. —También, quisiera aprovechar este momento, para comunicarles, que, la señorita aquí presente. Helena, ha tomado una decisión correcta, ella está dispuesta a convertirse y ser una como ustedes, definitivamente—.

Todas las Ghuleh aplauden y la felicitan, la mirada de Elizabeth se consume y finge forzosamente aplaudir.
Después de eso, la reunión termina y Emeritus se retira, retirándose también ellas y dirigiéndose hacia su sala.

GHULEH / ZOMBIE QUEEN 1° TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora