Toda su vida había sostenido la teoría de que ninguna chica necesitaba un chico para sentirse completa. Bueno, al menos eso había pensado desde que había comenzado el nivel superior del Trinity. Si había podido sentirse completa siendo presidente de la clase en su año como freshie, ¿por qué debía sumar a un chico especial a la ecuación?
Pero sólo sucedió. Una noche volviendo temprano de una cena de aburridos adultos frente a los Champs Elysees algo cambió en su manera de pensar y el resultado de sus especulaciones le pareció fabuloso. No se trataba de que necesitaba un chico, se trataba de que merecía uno. Porque ser la hija centrada, la perfecta pieza de un grupo social y una alumna ejemplar no le resultaba mucho trabajo y un chico a su lado no haría otra cosa que aumentar sus halagos.
¿O no había pasado las últimas tres horas siendo el ángel de la cena y el objeto de todos los comentarios positivos? Debía admitirlo: era una sensación entre los viejos. Las antiguas compañeras de universidad de sus padres no habían hecho otra cosa que alabar su cabello, su rostro y hasta su mono rosa chicle de Balmain.
¿Puedes creer que está vistiendo haute couture?
¡Eres la criatura más adorable que he visto! ¡Y sólo tienes quince años!
Luces como tu madre antes de tomar la clase del Sr. Strauss. Por supuesto que mucho tiempo antes de comenzar a salir con tu padre. ¿Lo recuerdas, Annie?
Strauss, Strauss, Strauss. Si estuviera vivo, se enamoraría perdidamente de tí. Créeme.
Supongo que tienes novio. O tal vez dos. ¿Estoy en lo correcto?
¡Oh, es una verdadera sorpresa!
Puedo presentarte a mi Benjamin. Es un poco más grande, pero perfecto para tí.
Lo había pensado bien: ella podía ser una gran gran gran novia. Y como solía tener un plan para cada detalle de su vida, sabía que si encontraba el partido perfecto no le costaría mucho conseguirlo. ¿O sí?
Entonces, aún en el auto, había recordado la última vez que había estado rodeada de casi todos los alumnos del St. Nichols. Porque tenía que ser de su colegio. No sólo porque era la respuesta más fácil sino también porque tenía un poco en mente a la clase de chico que le gustaba. Y ese chico en particular era todo lo contrario.
Pero eso era lo interesante, ¿verdad? Sentirse atraída por alguien que esquivaba todos los requisitos. Sentirse atraída por el modelo de chico rebelde y desprolijo.
¿Tiene sentido? Se había preguntado a un par de cuadras de su hotel parisino. Sí, tiene sentido.
—Te he estado buscando.
Kevin Preston la miraba a un par de centímetros de distancia. De espaldas a la luz de la sala sus ojos parecían más oscuros que lo normal. Y en la cercanía era mucho más atractivo de lo que le había parecido siempre. Lo que también significaba que se alejaba velozmente de la clase de chico que Charlene había tenido siempre como prototipo.
Louise, que había quedado frente a la escena, se aclaró la garganta.
—Necesito más champagne — murmuró mientras sonreía con picardía. ¿De dónde había salido todo eso? ¿Charlie con un senior?
Y se marchó hacia la sala principal del departamento.
—¿En qué puedo ayudarte? — preguntó Charlene, acomodándose para tenerlo un poco más frente a frente. Aunque no podía creerse la sorpresa, sabía cómo tenía que actuar. No era la primera vez que se interesaba por alguien. Y su regla número uno consistía en no decir su nombre.

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SQUAD
Novela JuvenilWHAT GOES AROUND COMES AROUND #PGP2018 Muñecas rotas. Papeles en blanco y agendas rebozadas. Little black dresses. Vestidos de satén y terciopelo. Sandalias de Manolo e infinitos pares de zapatillas blancas. Sex on the beach, Green Apple Martini y...