Capítulo 7

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Castiel me prestó las llaves del sótano después de repetirme mil veces que le debía un favor. Le aseguré que podía ayudarlo en lo que quisiera y se quedó junto a mí con sus auriculares puestos y en silencio mientras yo me dedicaba a estudiar.

Pasé el examen y aunque a mis padres no pareció importarles estaba orgullosa de mi misma.

Hoy, cuando llegué del instituto papá me arrastró del brazo hasta mi habitación y me exigió quedarme allí durante toda la noche.

Sus dedos dejaron marcas en mis brazos, pequeños moratones.

Me puse una camisa larga y me metí en la cama, soñando despierta con una vida mejor.

Corazón de melón: cuándo y cómo lo perdimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora