Capítulo 25

150 18 2
                                    

Nos interrogan por separado. Les cuento toda la verdad y ellos pueden ver que es cierto gracias a los evidente golpes que llevo, a los arañazos, golpes y moretones que me quedaron debido a la pelea.

Castiel ya me está esperando, sentado afuera de la comisaria. Pero a mí me llevan a otra sala, con una mujer del servicio social, porque tengo diecisiete años y soy menor de edad. Porque no tengo con quien quedarme y papá me ha maltratado. Intento mantener la calma pero ya sé ha donde irá todo esto.

Después de un rato me dejan salir a hablar con Castiel, con la promesa de que no me alejare del lugar hasta que un oficial pueda acompañarme a casa a recoger mis cosas para finalmente poder contactarse con familiares cercanos que puedan recibirme. Pero yo no tengo familiares cercanos, y eso solo significa que con diecisiete años iría a parar a un hogar de acogida o a un internado, lejos de aquí.

—Tenemos que salir de aquí —le digo a Castiel en cuanto lo veo.


Corazón de melón: cuándo y cómo lo perdimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora