Nada más que discutir

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¿Es normal tener una relación con alguien y casi no hablarse? ¿Es normal discutir cada vez que hablamos? ¿Es normal ignorarnos para evitar todo? ¿Es normal nuestro comportamiento? No lo sé, pero cuando le veo, no me apetece hablar por el simple hecho de que acabaremos gritandonos. No podemos seguir así, no es sano, ¿verdad? No sé que es lo que nos pasa, pero será mejor acabar con esto de pelearnos de una vez.

El problema, siempre hay un problema, o más. El problema es que no sé que decir, me quedo en blanco cuando quiero decir algo y él también, pero ninguno nos quedamos cortos ni en blanco a la hora de gritarnos, lógico, ¿verdad?

He estado sentada desayunando, bueno, más bien pensando, con mi desayuno intacto. Shawn entra a la cocina ignorandome, y coge galletas de mi desayuno, con la intención de desaparecer tan rápido como apareció. Tal vez lo que él alguna vez a sentido por mi, le ha ocurrido lo mismo. Tal vez, yo sea la estúpida que siga sintiendo algo.

–Puedes hacerte el desayuno, no tienes porqué quitarme el mio– él se paró en seco en la puerta y se dió la vuelta, me miró y dejó las galletas donde estaban. Se dispuso a salir otra vez por la puerta–¿No vas a desayunar?

–No tengo hambre– dice y me rio sin gracia y con una sonrisa amarga en la cara, consiguiendo que él me mire y frunza el ceño.

–Pues vale, lo que tú digas– digo levantándome del sitio y recogiendo mi desayuno intacto.

–¿No desayunas?– dice mirando cautelosamente cada movimiento que hago.

–No tengo hambre– le digo, igual que él me dijo a mi.

–Pues vale, lo que tú digas.

–No me copies las frases– digo de mala gana.

–No lo hago

–Sí lo haces, y para. Es molesto.

–Fuiste tú la que empezó.

–Uy sí claro, fui yo la que me preguntó, "¿No desayunas?", después de habertelo preguntado yo a ti antes.

–Fuiste tú la que dijo, " No tengo hambre"

–Y tú el que respondió exactamente lo que dije yo antes, "Pues vale, lo que tú digas", con molestia por haber preguntado.

–Así me contestaste tú.

–Pues vale.

–¿Lo ves?– dice señalándome con la mano.

–¿Entonces porqué cogiste mis galletas?– digo poniendo mis manos en las caderas. Enserio, este chico se contradice todo el tiempo. Shawn se encoge de hombros– Muy bien, ya me voy. Ahora puedes desayunar en paz.

–No tengo hambre

–Que vale, ya lo has dicho– digo de mala gana, harta ya de las conversaciones absurdas que tenemos. Mejor no hablar.

–¿Por qué hablas así? – dice él cruzándose de brazos y juntando sus cejas. Genial, está a la defensiva.

–Sólo... Déjalo como está, ¿vale? Así está bien. No quiero discutir– digo pasando por su lado para irme.

–Pues entonces no sé porque hablas si eres tú la que siempre las empieza– me paro en seco en el marco de la puerta. ¿He escuchado mal? ¿Ha dicho que yo las empiezo?

–Claro, como soy yo la que hace algo y luego dice lo contrario para perderme de vista. Porque eso es lo que haces. Y tampoco es mi culpa que me cabrees. ¡Porque me cabreas mucho últimamente! No sé como lo haces, o si lo haces a propósito, pero lo consigues en tiempo récord. ¡Felicidades, has ganado el premio al hombre más molesto de la Tierra! ¡Que lo disfrutes!– digo saliendo de la cocina– ¡Y tranquilo, no te molestaré!– digo en el pasillo.

Imaginas de Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora