Un mundo en ruinas

Capítulo 1-Visita de un desconocido

¡Hola! Soy Tiaret una chica normal de 15 años, bueno lo que en el año 2670 se entiende por “chica normal”.

Desde que mis padres murieron a manos del ejército de Isótopo vivo en una remota caravana que encontré abandonada en un apestoso y asqueroso bosque (el típico bosque de estos años) y joder me aburro lo que no está escrito. Todos los días lo mismo, me levanto muy temprano porque a partir de las 6:30 a.m. no hay quien duerma del puñetero calor de las mañanas, elijo que ropa me voy a poner ese día (como si tuviera mucha entre la que elegir), desayuno alimentos deshidratados que no sé ni qué coño son pero es de las pocas cosas que se pueden encontrar que no estén más que podridas… bueno, luego por supuesto me lavo los dientes que viviré en un mundo en ruinas pero por eso no hay por qué ser guarra y luego releo mis releídos libros, hago algún que otro garabato en las paredes, vuelvo a leer mis libros y por último preparo mi cama para poder soportar el frío de la noche.

Pero un día cuando estaba leyendo mi libro favorito alguien llamó a la puerta de “mi casa”, vacilé varias veces antes de abrir, no es seguro hacerlo podrían ser los Flaps de las Sombras pero también podría ser un humano que necesita ayuda y… sí está bien, abrí la puerta, ya sabéis el dicho “La curiosidad mató al gato y a Tiaret”. Y para mi sorpresa al abrir un Flap de las Plantas se desmayó delante de mí, sabía que no debía ayudarle, siempre me han dicho que los Flaps son malvados pero… Cómo lo iba a dejar en la puerta aunque sabía que me iba a arrepentir de ayudarle…

Una vez en la cama de la otra habitación de la caravana, vi que se estaba desangrando, con cuidado le quité la chaqueta de cuero negro y le rajé la camiseta blanca que llevaba empapada en un líquido verde oscuro de la misma densidad que el agua, este líquido se trataba de su sangre. Todo su  verdoso tronco estaba cubierto de cicatrices de heridas mal curadas y cerca del tórax una  herida de bala que no dejaba de sangrar; cortar la hemorragia era la parte fácil, lo malo sería extraerle la bala, lo cual jamás había hecho antes, ya que las armas de fuego solo las poseen los Flaps que trabajan para Isótopo. Pero no era momento para dudar en cuanto más tardara más difícil sería salvarle la vida. Así que esterilicé unas tijeras y comencé la extracción, el chico perdía mucha sangre y mis manos y toda mi ropa acabó manchada con su sangre pero había conseguido con mucho trabajo sacarle la bala, con mucho cuidado le cosí la herida para dejar la menor señal posible, por último, le vendé lo mejor que pude; estaba bastante débil pero probablemente se pondría bien, era un chico joven más o menos de mi edad y aunque se le veía flacucho tenía pinta de ser terco como una mula y de no rendirse fácilmente.

Ya habían pasado un par de horas y no se despertaba y ya me estaba empezando a preocupar cuando se me ocurrió una estúpida idea, salir fuera a coger las cosas que había dejado tiradas y… así lo hice.

Y como ya he dicho una de las ideas más idiotas que he tenido porque al abrir 2 Flaps de las Sombras que probablemente estaban buscando a mi “inquilino”, me vieron.

-¡Alto, queda bajo arresto por la Guardia Real del Gran Emperador y Señor Isótopo!- me dijo uno mientras que corrían hacía mí. De un momento a otro el que no había hablado estaba sujetándome los brazos para ponerme las esposas.

-¡Suéltame!- dije dando con todas mis fuerzas una patada hacia atrás que le debió dolerle bastante porque me soltó enseguida.

-¡Condenada cría!- gritó cogiéndome por debajo del pecho y con el otro brazo por el cuello casi asfixiándome.                             -¡Venga ponle las esposas!- le ordenó al otro. Cuando se acercó para intentar ponérmelas hice lo primero que se me pasó por la cabeza… para explicarlo de la forma más fina posible, le di una patada en los “Países Bajos” y al que estaba sujetándome le mordí el pulgar tan fuerte que le hice una buena raja en el dedo pero el tío no se cansaba de intentarlo, me volvió a coger esta vez como si fuera “un saco papas”, tremendo error porque esta vez tenía las manos libres y pude coger la navaja que siempre llevo atada a mis pantalones y se la clavé en la yugular, en pocos segundos cayó al suelo y murió desangrado. El otro casi escapa pero tropezó con las cosas del chico que estaba en mi caravana, así que hice lo que tenía que hacer, matar al soldado.

-Nadie me llama cría y se va de rositas- dije mientras le robaba a uno las esposas, por último cogí el carcaj con el que se tropezó el soldado, el arco y una pesada mochila de piel.

Entré en la caravana y con paso rápido fui a la habitación donde estaba él, cogí las esposas con las cuales le até la muñeca al cabecero de la cama, no me podía fiar si lo habían venido a buscar hasta aquí; unos segundos más tarde cuando vi mi reflejo lleno de sangre verde y  negra en el espejo no pude evitar soltar una carcajada, parecía un payaso llena de colores así que, fui enseguida a cambiarme.

Una vez acabé decidí curiosear entre las cosas de ese Flap, tenía que averiguar algo sobre él y aunque estuviera atado a la cama podía ser peligroso. Lo primero que abrí fue esa mochila de piel tan pesada y me lleve una gran sorpresa, estaba llena de comida pero no cualquier tipo de comida, era una que no había visto en mi vida, era fresca y no enlatada o deshidratada así pude sacar 2 cosas en claro, era un ladronzuelo porque ese tipo de comida solo la puede llegar a probarla los más cercanos a Isótopo, y además un muerto de hambre. Luego decidí mirar lo que guardaba en la chaqueta negra y esto sí que fue bueno, descubrí un inhalador (por tanto era asmático) junto varias bombas de humo así que ¡Viva la inteligencia! Asma y humo la mejor combinación. Y ya que estamos le voy a sacar un poco de provecho y le quité 2, total no creo que se dé cuenta y a mí me pueden resultar muy útiles, la ley de la selva “Quien lo encuentra se lo queda y el otro que se joda”.