Capítulo 42: "Quiero"

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Pensar que allí era el lugar donde estábamos destinados a encontrarnos, solamente me hacía recordar esa dolorosa realidad en la que vivíamos. Quien lo hubiera pensado, encontrarnos en la cafetería del hospital, con Rin internada.

¿Aquello podía llamarse suerte acaso?

El largo de su cabello rosado pálido caía por todo el respaldar de la silla de metal que tenía la cafetería, su abrigo se encontraba apoyado en este, mientras que aun mantenía puesto su uniforme, siquiera su bolso había traído. Sus manos se encontraban descansando en la mesa, paralelas, y en el medio de estas, la taza de café se encontraba humeante.

Sus ojos azules estaban perdidos en este, aun a la lejanía notaba por sus mejillas el rastro de lágrimas. Rosadas. Y sus labios en una linea recta indicaban que nada marchaba bien en su mente.

Incluso hacía que mi animo —Que ya de por sí, era bajo— Cayera aun mas en picada.

Ese lugar me perturbaba, me recordaba a aquella noche donde perdí a mi propio padre.

Si este es el futuro que me espera, entonces deseo que todo vuelva a ser como antes por siempre.

Mis sentimientos totalmente confusos, mi corazón dolido, mis ojos listos para llorar, mi propia existencia exigía respuesta a todas aquellas preguntas sobre lo sucedido minutos atrás. Pero ella no las tendría.

Quien las tenía, ya no se encontraba aquí.

Quería pensar en positivo, realmente quería, pero ya nada podía hacer mas que darme cuenta que todo ese corazón ya se desbordaba de mis propias manos, cayendo al frío suelo.

Si era el destino, debía continuar con él.

El reloj de la cafetería señalaba las 6 p.m. Esta se encontraba medianamente vacía, personal del hospital pasaban sus descansos allí en busca de tranquilidad y comodidad, familiares de hospitalizados también se encontraban allí, tomando un café o ingiriendo alimentos sólidos. Todos encerrados en su propia vida.

Odié el color del cielo que entraba por la ventana.

¿Cuando había comenzado a comportarme así? 

El uniforme de la academia totalmente desarreglado ya me era incómodo a esas horas, debía de estar trabajando en la heladería con Kaito. Pero no podía, algo me obligaba a quedarme allí a esperar noticias sobre ella.

Mis piernas temblaban conforme me comenzaba a acercar a su mesa, ella simplemente se dedicaba a mirar su taza humeante. Sentía que con cada paso, mis piernas cederían al igual que mis lágrimas y lloraría de una vez.

¿Por que quería llorar? No entiendo este sentimiento.

Tomé la silla que se encontraba frente a su presencia, aquel camino parecía haber sido eterno. Solo recordar porqué me encontraba allí me hacía temblar.

¿Cuando me había olvidado de mi propia rutina para estar pendiente de Rin? 

Permanecí en silencio, solamente mirando mis brazos cruzados frente a la mesa, en busca de todas las respuestas que necesitaba.

Sus labios, me había lanzado contra ella por impulso, al igual que aquel beso; mas no sentía remordimiento o culpa alguna, al contrario, sentía una pizca de alegría por ello.

Aquel dulce e inocente contacto.

¿Donde estas ahora?

Solo existe en mi memoria.

Tu te has ido.

No me dejes, no como todos los demás, tu no.

Tu no mereces nada de esto.

Mi tierna otaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora