Capítulo 24: Atardecer

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Rin's Pov.

Rosas blancas.

¿Por qué compraba rosas blancas?

Miré a mí alrededor, el cementerio.

¿A qué venía al cementerio?

Miré las lápidas.

¿Quienes eran?

Le lloraba a unas tumbas vacías, después de todo, allí no había nadie.

A unas placas llenas de mentiras, sin sentido.

Allí abajo no había nadie, y eso lo sabía.

Solo recordaba que debía de dejar allí unas rosas blancas. A esas tres tumbas. A esas tres mentiras.

Lagrimas caían de mis ojos, mojando mis ya húmedas mejillas.

Le lloraba a tres ataúdes vacíos.

Así había sido desde siempre.

Nunca hubo nadie allí, y nunca lo habrá.

Por eso nadie venía. Por eso nadie sabía.

Pero eso solo yo lo sabía.

Limpié mis lágrimas, mi pecho se comprimía constantemente dándome una sensación para nada agradable.

¿Que era ese dolor que sentía?

No me gusta.

Si eso es lo que estoy recordando, no lo quiero.

No quiero cosas que duelan.

Mi mente era un lío total. Yo era un lío total.

El cielo ya parecía estar próximo al ocaso; y las hojas caídas de los arboles descansaban sobre la tierra removida y se elevaban al cielo con el pasar de la brisa.

Los arboles secos estaban tristes. Lo sabía. Ellos siempre eran testigos de muertos, llantos y lamentaciones.

Cerré mis ojos, ordenando mi cabeza y todos sus pensamientos.

Solo conseguía encontrar diferentes cosas, sin sentido para mi. Pensamientos totalmente desordenados.

La brisa chocaba conmigo y me traía una sequedad amarga a mi boca.

¿Hay alguien en este mundo que me pueda salvar de este dolor?

Del dolor que siempre he escapado.

Del dolor que vino de nacimiento.

Había escapado de la escuela, huyendo como total cobarde de mis problemas. Pasé por Meiko a por las rosas blancas y vine aquí.

Siquiera he comido algo.

La llave... Esa era la llave.

¿Que llave?

Si que era astuta de niña al borrarme los recuerdos.

Solo venía aquí con rosas blancas, a estas tumbas que (Sabía, no se como) que estaban vacías.

No salían palabra alguna de mi boca. No sabía que decir o hacer ahora.

Era un alma vagando en la oscuridad total, esperando toparme con alguien.

Alguien capaz de poder comprenderme.

Aunque sabía que no existía.

Aquí era el único lugar donde podía cuestionarme sobre mi misma, preguntarme que realmente había pasado. Porque en otro lugar no podría.

Mi tierna otaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora