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Los meses iban pasando y la relación de Ramiro y Micaela se afianzaba cada vez más.

La mayoría de las noches dormían juntos en el departamento de él.

También compartían algunas salidas secretas al cine, a comer, al teatro.

Ramiro conoció a la familia de Micaela, se presentó como su novio y a ella parecía no molestarle ese término, aunque los dos sabían que en realidad eran amantes, aún Fernanda estaba en el medio.

Pero ahora no tan solo Ramiro aprovechaba y derrochaba el dinero de Fernanda del Solar, ahora Micaela también disfrutaba de esos lujos.

Un fin de semana largo, Ramiro logró safarse de su prometida y pudo hacerse una escapada romántica a Paris con Micaela.
Él estaba tan enamorado, la amaba, la amaba tanto que puso en duda su plan. No quería seguir, no quería tener que volver a ver a Fernanda.

- Gordo no seas tonto - intentaba convencerlo Micaela mientras disfrutaban un desayuno francés frente a la Torre Eiffel. - Te esforzaste muchísimo por esto, soportaste muchos años como para tirarlos a la basura ahora que falta tan poco.

- No puedo más Mica. Ella me da asco y pena, solo quiero estar con vos.

- Aguanta un poquito más amor, yo voy a estar siempre a tu lado esperandote - le prometió la rubia. - Vamos a poder vivir una magnífica vida por tu sacrificio.

- Tenes razón, solo quedan unos meses - reflexiono Ramiro. Mica le acarició el brazo y se acercó para darle un beso.

- Te amo - le dijo ella con una sonrisa.

- Porque te amo - respondió él profundizando el beso.

Mientras Fernanda se ocupaba de dirigir su empresa y de organizar su boda, Ramiro derrochaba el dinero y su tiempo en Micaela. Le brindaba la vida de reina que merecía y ella era feliz sabiendo que tenía el amor del castaño.
Y aunque lo alentara a seguir con la farsa le dolía cada vez que lo veía en publico con Fernanda, ella quería estar en su lugar.

Ramiro no podía presentar a Micaela ante su familia, porque logicamente sabían de su relación con Fernanda y no conocían la verdad tras eso. Sin embargo, sus amigos si conocían a Micaela y de hecho la llevaba con frecuencia a las juntadas y fiestas que realizaban. Allí eran libres de estar juntos y demostrar su amor sin ataduras. También era normal que criticaran y se burlaran de Fernanda, quien jamás sospechó nada y solo creía que su novio y Micaela se habían convertidos en grandes amigos, ya que dentro de la empresa los veía hablando seguido e incluso en varias ocasiones almorzaban juntos.

Carla si sospechaba de su relación pero como de costumbre Fernanda hacía oídos sordos.

Porque te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora